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La leyenda

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La leyenda.

Una vez existió una dama perfecta, de esas con cabello de flores y boca de manzana,
de esas que miras una vez por la calle y el alma carcome tus entrañas pidiéndote que le invites una pieza de baile.

Una dama sublime e intachable, con sonrisa de angel y cuerpo de diosa.

Aclamada por muchos.
Deseada por todos.

Después de ser presentada ante todo Londres, las ofertas de matrimonio llovieron a su puerta, y le fue elegido un marqués, un hombre poderoso que tenía a la mayoría de la ciudad a sus pies. Rico, frío, fuerte.

A los pocos meses de casada la mujer dio a Luz al heredero del marquesado. Y la sociedad se regocijó.
Una dicha que duró tan poco, como un soplo al viento.

Fue una noche tormentosa cuando lo perdió todo. Una madrugada nublada con truenos que asemejaban el rugir de cientos de leones y lluvias heladas que hacían temblar los huesos.

Se acababa de fabricar un tren que juraba ser la respuesta a toda las necesidades.
Un tren, en el que justamente esa madrugada habían abordado la dama y su hijo.

Todo sucedió tan rápido, que al día siguiente se habló de la desgracia por toda la ciudad.

Las vías habían cedido y el tren se volcó.
Cientos de personas quedaron atrapada entre el lodo que había producido la tormenta y el río que se desbordó.

Esa noche la dama sintió el dolor de todo ser cuando le arrancan un hijo.
Perdió el brillo encantador que cubría sus ojos. Murió su esencia y su sonrisa.

La perdida le causó un dolor tan agonizante que terminó perdiendo también la cabeza.

Su marido la dejó por otra mujer. La sociedad que antes la veneraba le dió la espalda.

Y ella, hasta hoy, todos los días camina hacía el lago donde perdió a su hijo para escarbar entre el lodo en busca de su cuerpo.

Y ella, hasta hoy, todos los días camina hacía el lago donde perdió a su hijo para escarbar entre el lodo en busca de su cuerpo

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La Perdicion De Un Hombre |La Debilidad De Un Caballero III | En físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora