Y decidí dejarme caer, al notar que nuestros hilos, esos que intentamos entrelazar, esos que se entrelazaron, estaban rotos, cortados por la misma navaja del tiempo, del cansancio, de la rutina.
Fuiste lo más preciado que tuve, fue encontrar oro entre el medio del lodo, fue encontrarte en medio de la multitud, pero ya no estás, pero ya no te dejo estar. Ya no te dejo estar porque decidí que lo mejor era saltar, saltar del nido que construimos años, saltar de aquello que construimos, por un motivo, la felicidad, mi felicidad, fuiste mi felicidad espejo, aquella que creí que era todo, pero había más, voy por ese más. Perdón, si ese salto te afectó y te dejó con ganas de caer detrás mío, de permitirnos chocar con una rama, y empezar otro nido, pero no, si me amás tanto como has jurado, déjame, déjame golpearme para aprender a volar. Ya no somos lo que éramos, permitime ir a otros árboles, otras ramas, y armar otros nidos con otras personas. Has bloqueado la entrada por mucho tiempo, pero seguí con aquella persona con la que armaste un nido al mismo tiempo que conmigo, sé que no decidirá saltar por un buen tiempo, buscá tu felicidad en ella, amor mío, fuiste mi felicidad espejo.
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hilos y nidos.
Romanceun simple texto, de mí, dirigido a quien siempre consideraré, como quien dio un giro a mi vida, y me hizo volver a donde empecé, siendo otra yo.