Una semana después de la llegada a la casa de la playa, Adam hizo un amigo. Era difícil para él, acercarse a las personas. En todo curso escolar, existe el niño timido, silencioso.
Adam era mudo, por eleccion. Cuando queria, podia hablar y era en contadas ocaciones. La mayoria del tiempo escribia en una pequeña libreta y sus mamás respondian. Con Damián, hablaba. Su hermano tenia cuatro años y lo escuchaba con atencion cuando comenzaba a relatar historias fascinantes de un mundo extinto.
Y así como hablaba con su hermano sin dificultad, con su nuevo amigo tambien. Él no dijo nada, pero se conocieron en una pequeña laguna, escondida entre las grutas. Eran lugares que cuando subia la marea, se inundaban. Por eso era peligroso pero Adam no lo sabía. Él solo fue atraído por los colores brillantes y tornasolados de la cola de pez.
Su amigo era una sirena. Un chico sirena, pequeño y curioso como Adam. Disfrutaba el sol sobre la arena porque el océano es frio y oscuro y no hay muchos colores.
- Excepto en los corales y las zonas calidas de los tropicos, ahi hay mucho color y animales para ver. El sol llegga a todas partes ¿Sabes de lo que hablo verdad? - el niño era petulante y sobrador, para Adam era lo mas hermoso de todo el mundo.
- Lo vimos en la escuela, el tema de los tropicos pero no me acuerdo mucho - confesó honestamente, los hombros encogidos con humildad - No me gusta la escuela, pero me gustan los libros y no los de Geografía -
- No te preocupes, voy a contarte todo sobre los trópicos y los corales - el chico sirena sonrio con suficiencia y Adam pensó, si las sirenas y los humanos podian tener finales felices sin ninguna bruja malvada interponiendose.