박지민

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¿Sabes que es lo peor cuando te estás ahogando?

Es el momento en el que te das cuenta de que te es imposible respirar, el momento en el cuál estás luchando por muchas cosas.

1- Luchas descontroladamente contigo mismo por no abrir la boca y dejar entrar el agua.

2- Por llegar a la superficie sea como sea y poder tomar algo de aire.

3- Sobrevivir.

(...)

— ¡Jeje Jimin! — gritó feliz mi mejor amigo. JungKook venia corriendo en mi dirección con una gran sonrisa — ¿A dónde ibas tan apresurado? — me miró con sus cejas levantadas y yo le di un codazo.

— Me iba a casa, ¿por qué? — seguí caminado luego de safarme de su agarre.

— Si como no — bufó — ¡Yo sé bien que tienes una cita, más bien, que vas a ir a estudiar en casa de tu prometida! —gritó tan alto que creí que media escuela lo iba a escuchar, pero por suerte, ya casi todos se habían ido.

— Habla bajo Jeon, ¿qué quieres? Que todos se enteren de que me gusta... —no pude decir su nombre. No se porqué pero decir su nombre alto me causaba un cosquilleo en mi estómago.

— Sooyeon, ya di su nombre y punto — volvió a reír — Te dejo para que llegues a casa, te bañes unas cien veces, salgas, te mires al espejo y pienses que no vas a tener el valor de ir. En ese momento vas a querer romper algo de la impotencia, luego te irás a vestir y pensarás que nada te queda bien y luego, cuando falten solo unos minutos te tirarás sobre la cama y maldecirás el día en que decidiste hacer el trabajo con ella.

Terminó de hablar dejandome en shock, es verdad, no voy a tener el valor. ¿Qué le digo cuando esté frente a ella? Tal vez debo decirle que la mejor de decisión que tomó este año fue teñir su cabello con un tono más claro o quizás decirle que se ve muy bonita cundo sonríe con timidez ¡No! Pero que estoy pensado, nada de eso debo decirle. Simplemente tengo que hablarle del trabajo si, eso es, solo le hablaré del trabajo en equipo.

— Hey Jimin, que estás pálido hombre. Solo estaba bromeando —puso su mano sobre mi hombro y lo miré — Ya verás que todo irá bien, no te preocupes.

(...)

Al fin llegué a casa, dejé mi mochila en el sofá y me recosté en este con los ojos cerrados. Necesitaba descansar aunque sea solo unos minutos.

Me gustaba mucho cuando todo estaba en silencio y me mantenía con los ojos cerrados, es como si fuera otro mundo. Me parecía poder escuchar muchas más cosas de este modo. Sonreí al percatarme del sonido de la gota de agua cayendo desde el grifo hasta golpear contra el aluminio del fregado.

— Jimin hijo, ¿eres tú? — escuché la dulce voz de mi madre.

— Si, mamá —abrí mis ojos y levanté mi cabeza para poder observar el preocupado y triste rostro de mi madre.

Las cosas habían terminado de esta manera. Por mi culpa ella ahora miraba a su hijo con ese rostro. Sabía que estaba preocupada por mí, me daba cuenta como me inspeccionaba cada vez que llegaba a casa, cerciorándose de que todo estaba bien conmigo.

— ¿Te irás a duchar? — preguntó dando un paso hacia mi, comenzado a acariciar mi cabello.

— Me iré a duchar ahora, tengo que ir a estudiar en casa de una amiga —le sonreí y noté como su rostro se volvía alegre.

Breathing; pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora