Capítulo 6. Intercambio de favores

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Todo empezó con una simple pero contundente frase "Guillermina le sopló la velita a Ezequiel en el reservado de Brody's". No era necesario mas que 12 palabras para destruir a alguien.  

Ojo, que con el diminutivo de vela también había venganza para Ezequiel. No bastó nada mas que pronunciar esas palabras para que la reproducción fuese viral.  La frase la delataba, no era muy creativa, estaba claro que lo de "la panchera" y esto eran obra de la misma asesina.

En aquel momento no existían las memes, pero la verdad, es que debe haber sido uno de los rumores mas "memeados" de la historia del Ateneo. Imagínense la cantidad de variaciones, ingredientes e incluso mitos que se fueron generando a partir de este falso rumor.  El mismo día que ocurrió, ya se corría la voz de que había una tal Guille que tocaba el clarinete como los dioses en los reservados, y no era el de Kenny G. 

Tuvimos que retirarnos espantadas con Guille llorando ni bien llegó a nuestros oídos el rumor. Al final la salida había terminado peor de lo que esperaba. 

Aunque en realidad lo mas desastroso vino despues: en la escuela, en el club, en Ingles y en el gimnasio. En todos lados ya se escuchaba casi de manera críptica "Por 20 pesos Guille te lee el libro gordo de Pete-te". Cada vez que iba al baño había una cola de muchachos esperando ver la luz con el pinguinito.

A medida que pasaban los días, las deformaciones del rumor iba generando una bola imposible de parar y un daño cada vez mayor, a poco de ser irreversible. Hasta tenía una canción que le tarareaban cada vez que pasaba por los pasillos del Ateneo: Pete-tete-tete-te, pete-tete-tete tete" .

Aunque creo que con "Petermina" terminaron de sepultarla socialmente. Casi que tenía que salir a la calle con una mascara para no escuchar alguna broma subida de tono o humillante. Era desesperante ver lo que sucedía con ese maldito rumor.  Pero había que hacer algo urgente y efectivo porque esto era insostenible. Hablar con Lourdes ya no tenia mucho sentido, el rumor había tomado entidad propia. Ademas, era darle el gusto. Vengarse tampoco, implicaba tiempo y no arreglaba nada. Hablar con Ezequiel era vergonzante. 

En esas cavilaciones estábamos mientras la profesora de física nos explicaba frente al pizarrón las propiedades de los cuerpos. Era ahora nuestro momento de reírnos un poco de los profesores. 

 —Todos los cue-pos o sustancias de la natu-aleza se ca-acte-izan po- su masa, peso, volumen, densidad o fase —enunció la profesora Constanza Muffa, dejando en claro que a ese teclado mental  le faltaba una tecla. Aunque la profe intentaba corregir su dislalia, más se notaba cuando hablaba rápido.

Valeria me codeó y en mi vista lateral pude ver la carcajada contenida. Mis mejillas casi explotan. 

 —Podría repetir el concepto profe —Soledad solicitó piloteando su risa. 

Ana Clara se tapó la boca pero se le escapó un pequeño chillido. A Celina no le gustaba nada la broma pero intentó estirar una sonrisa.

 Mara, que estaba a su lado hizo una morisqueta cuando la profesora volteó.  Ambar hizo un bollito con una hoja y se lo tiró a Ramiro que la miró cómplice¿Otra vez estos juntos? Era platónico lo de ellos. Volví a pensar en nuestro episodio en el baño y me alboroté. 

Muffa mufó, pero volvió a repetir el concepto, aunque ya parecía darse cuenta lo que estaba pasando, toda la clase se sumaba a la broma. 

 —¿Como eZ lo de los CUEPITOS? —Celina preguntó con ansisas de sumarse a la broma con demasiado énfasis en la última palabra. Pero fue muy obvio. 

El rostro de la profesora se transformó, sus codos hicieron la forma de rombo. Se venían represalías. 

 —Saben una cosa, veo que es un g-upo de iluminados, así que les voy a da- unas consignas pa-a ce-eb-itos que van a tene- que -esolve-las en g-upo. —fue la frase mas ausente de erres que pudo haber pronunciado. 

Su rostro que era bastante particular registró rispideces. Muffa comenzó a escribir formulas desconocidas en el pizarrón de manera frenética.

 —Ah, y me olvidaba, tienen un tiempo limitado pa-a -esolve-las. Dos días. 

Hubo un murmullo de estupor colectivo.

  —Hay un ag-egado, si no ap-ueban esta actividad se llevan la mate-ia. —levantó la tiza extasiada por el reto que acababa de plantear y se esfumó sin responder preguntas.  

El aula se descontroló de repente. El problema del "cuepito" no era ya la falta de la R. 

 —Necesitamos ayuda de verdad. Esto no lo puede resolver ninguna de nosotras —gritó Lourdes preocupada. Esmeralda negó con la cabeza. Ambar se cruzó de piernas y comenzó a tamborillear sus dedos.

 —No vamos a poder negociar con nuestras armas, está claro —agregó haciendo referencia a que tampoco iban a poder seducir al profesor en este caso.

Mara resopló. Mis amigas que escuchaban se sentaron alrededor mío cercándome. Entendían que era la única que podía resolver esto.

 —No desesperen. —Escuché.  

 Ambar  me hizo una señal con su manos para que me acercara. Me dí cuenta de sus intenciones, pero al mismo tiempo sentí que estaba estaba en poder de negociación en este momento, así que le devolví el gesto.  No tuvo otra opción que pararse  y venir hacia mí. Valeria y Soledad rieron encantadas.

 —Franco, tengo otra propuesta para vos. —Apoyó una mano sobre mi escritorio  y dispuso toda su melena hacia un costado.

  —Ah, ¿si? No me imagino...—agregué irónica.  

 —Te invitamos a formar parte de nuestro grupo para la consigna ¿La física es tu fuerte si mal no lo sé?  —Sonrió como si me estuviera dando la noticia del año.

  —Y, ¿a cambio de que...? —solté manteniendo mi vista al frente. No quería perderme en los detalles de su rostro tallado.

Frunció el ceño. 

  —De ser una superpoderosa más  —soltó abriendo las manos a modo de anuncio.

Empecé a reír a carcajadas.

—Al menos deberías conocerme un poco más para empezar a negociar —Abracé a Valeria y Celina que las tenía a cada lado—.  Lo que propones no significa nada para mí —reforcé. Estaba furiosa, aunque ya ni sabía bien porqué. 

  —Yo te voy a decir lo que vamos a hacer —entoné con un dedito en alto. Mis amigas me miraban expectantes.Mientras tanto, me sentía genial con la pelota en la mano. 

—Yo las voy a ayudar en la tarea de física, con una condición... si ustedes nos ayudan a limpiar la imagen de Guille.

Celina abrió la boca, Valeria me apretó el hombro. Soledad festejó.

—Cada una con su fuerte ¿no?—completé con altanería.

Ambar resopló, quedó reflexiva unos instantes sin dejar de mirarme. Era díficil sostenerle la mirada, su intensidad era desafiante siempre, incluso en estas condiciones. 

  —Ok, puedo reconocer que es justo —sentenció sin mas. 

Festejé internamente aunque mantuve mi cara de pocker.

 —Te espero mañana en mi casa con las fórmulas y yo te cuento el plan.  

¡Oh, oh! Ahora sí que estaba aterrorizada. Estar a solas con ella me ponía en semi-jaque, pero no podía declinar el desafío autoimpuesto. Esto era irreversible.

 —Así será —respondí mientras mis amigas festejaron y empezaron a tironearme. 

No pude dejar de seguirla con los ojos hasta que se sentó al lado de Ramiro y me di cuenta que la tarea no iba a ser nada fácil, estaba claro que no por las fórmulas.




Las Chicas solo quieren divertirseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora