*un poco más de tres años atrás*
Ginny llevaba aproximadamente seis meses viviendo con Nott cuando una vocecilla empezó a susurrarle palabras de inseguridad y descontento dentro de su cerebro. Al principio trataba de ignorarla a toda costa, de ignorar aquella extraña sensación en la boca del estómago que le decía que algo no iba bien.
Cuando conoció a Nott, tenía solo diecisiete años, y estaba empezando a transformarse de un patito feo en... bueno, en un pato simplemente. Él era el chico más guapo que había visto en su vida, y no solo eso, también era listo, divertido, rico y popular. Pasada una semana, estaba loca por él.
Sin embargo, algo parecía haber cambiado en él después de la universidad. Allí era donde había sido más feliz, con montones de amigos, trofeos deportivos y medallas, y una ronda interminable de fiestas. Todo el mundo apreciaba a Nott en el campus, todos querían tener su amistad. Tal vez por eso Ginny se sintió tremendamente orgullosa cuando le pidió salir con él. Era casi un honor.
Pero las cosas cambiaron para Theodor en el mundo real, los negocios de su familia sufrieron altibajos, con lo que se esfumó su idea de poder vivir de las rentas, y tuvo que empezar a trabajar duramente para mantener la filial de la empresa familiar a cuyo frente lo habían colocado. La gloria de sus triunfos con el equipo de la universidad quedó reducida a jugar al golf los domingos con los miembros de la junta directiva de su empresa, y poco a poco fue transformándose en alguien a quien Ginny ya no conocía, un Theodor Nott totalmente diferente.
Para entonces ella contaba ya veintidós años, y llevaban juntos casi cuatro. Aquella vocecilla insolente de su cabeza le decía que si lo amaba debería estar ya dispuesta para el matrimonio y la docena de niños con la que tanto se habían picado Theodor, Draco y ella. Pero, ¿estaba dispuesta?, a estas alturas creía que no.
-Weasley, ¿otra vez has estado bebiendo?
La joven alzó la vista hacia Draco con fastidio.
-Haces que suene como si fuese alcohólica. Dios, hacía tanto que no te veía...-se quedó un momento pensativa—. ¿Cuándo fue la última vez que nos vimos?
Draco se dejó caer a su lado en el sofá.
-En Navidad-respondió. Ginny resopló.
-¿Lo ves? Hace meses.
Draco miró en derredor un momento, sin decir nada. Era el cumpleaños de la madre de Ginny, y el salón estaba lleno de amigos y familiares.
-¿Cómo te van las cosas?-inquirió girándose hacia ella.
-Si de verdad quieres saberlo, ahora mismo mi vida apesta-masculló ella bebiendo otro sorbo de su copa.
Draco se quedó mirando preocupado el rostro de perfil de su amiga. Nunca antes la había oído hablar de ese modo.
-¿Por qué? ¿Qué ha ocurrido?-inquirió. Ginny apuró la bebida de un trago para contestar.
-Ojalá yo lo supiera.
-Si hay algo en lo que pueda ayudar...
Ginny sonrió ante la calidez que impregnaba su voz.
-¿Todavía sigues empeñado en salvar el mundo, Malfoy?
-No, ya hace tiempo que me di cuenta de que me venía algo grande.
-Mmm...-murmuró ella girándose hacia él-Entonces, ¿en vez de eso vas a tratar de rescatarme? —le espetó con ironía.
Draco se quedó callado un instante. Ginny había sido siempre tan alegre, tan positiva... ¿Qué le había ocurrido? Su semblante no era ni siquiera parecido al de su mejor amiga.
ESTÁS LEYENDO
Desafío de Amigos |ADAPTACION|
FanfictionDraco Malfoy y Ginny Weasley llevaban toda la vida siendo amigos, pero el juego infantil empezó a volverse peligroso cuando él la desafió para demostrar que creía tener la razón. ¿El gran problema? Ella aceptó ¿Que dificultades enfrentarán? Portada�...