OOO; Prólogo.

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»Encontramos el amor en el lugar equivocado.«

Desde hace tiempo, que un grupo de amigos se ven en las mismas academias.

Pero este año sería distinto...

Estaban en vacaciones, ya se habían graduado de la Secundaria.

Significaba nuevas experiencias, aunque éso fue más lejos de lo imaginado...

∆×∆×∆×∆

—Tiempo sin vernos...—dijeron, mirándose con cierta emoción.

—No tanto tiempo, estuvimos en la misma aula, en la misma Secundaria, en la misma graduación. Solo llevábamos unas semanas sin vernos, no exageren.—comentó Todoroki, con su característica seriedad.

—Bueno, Todoroki-kun tiene razón. Aunque siendo sincero... Los extrañé en éstas semanas.—esta fuente de voz pertenecía a Izuku, que parecía tan animado como en la graduación.

—Cállate, enfermas.—

—¡K-Kacchan!.—balbuceó sorprendido y temeroso.

—¿Te hiciste sordo o algo así, Deku?, dije que te callarás.—gruñó enfurecido.

El peliverde asintió, sintiéndose amenazado.

—Venga hombre, cálmate.—agregó cierto rubio, con voz despreocupada.

—Tch, tú también cállate... Kaminari.—chasqueo la lengua.

—Ya, ya Bakugō. Es una reunión de "amigos" no de desconocidos. Es cierto que te ponen de mal humor, pero deberías intentar relajarte.—ahora, Kirishima había aparecido, apoyando su hombro en el de Katsuki.

—Me enferman...—solo dijo esto último, más calmado.

—Bueno chicos, dejémonos de cosas infantiles y hay que empezar el día, para éso nos citamos ¿no?.—dijo la única chica de allí, Jirō.

—Sí... Tiene razón.—los demás estaban de acuerdo.

—¡Bien, andando!.—

Oh... Solo son niños todavía, que no miden el riesgo de las cosas nuevas. Solo quieren experimentar...

Pero oh pobres niños, no saben lo que hacen.

∆×∆×∆×∆×∆×∆

—Oigan chicos.—llamó Midoriya, con tono de voz incómoda.

Los demás prestaron atención.

—Ése anciano de allá nos ha estado mirando por largos minutos, ¿estará bien?.—

—Solo es un vagabundo loco y demente, no le tomes importancia, idiota.—aconsejó Katsuki, mirando en otra dirección.

—Creó que tiene razón.—dijo Denki.

—B-bueno... Sí así lo piensan.—aunque muy en su interior, tenía un mal presentimiento.

Llevaban apenas 45 minutos, paseándose de un local a otro... Pero ése viejo con aspecto de callejero los seguía y los vigilaba a distancia.

Izuku se había percatado de esto... Un poco preocupado, apresuraba el ritmo de sus pasos.

Cuando sintió una grande pero huesuda mano tocarle el hombro, en un milisegundo, antes de gritar cubrieron su boca.

Estaba desesperado... Quería avisarles a sus amigos que efectivamente, corrían peligro.

Los demás, no notaron su ausencia y siguieron.

Ahora estaba asustado...

—Escúchame jóven, dejarás que yo haga lo que quiera con la condición de que no digas ni una sola palabra.—susurraba en su oído.

—¡Mm!.—negaba con la cabeza, intentando morder la piel de la mano del hombre mayor... Quién miraba al grupo de jóvenes caminar mientras charlaban.

—Son tus amigos, ¿verdad?.—Izuku no hizo nada, ni un movimiento afirmativo de cabeza.

—Mejor para mí...—murmuró el tipo, largándose con el peliverde...

—¿No les parece que falta Midoriya?.—el resto concordó.

—¿Adónde habrá ido?, estaba con nosotros hace un momento...—

—¿Qué hay del sujeto que nos mencionaba?.—añadió Todoroki, sospechoso.

—Diablos, y nosotros no le dimos importancia.—Kyoka frunció levemente los labios, cruzando los brazos.

—Yo propongo que regresemos, aver si lo encontramos.—dijo Kirishima, volteando atrás repetidas veces.

—Le pasa por ser tan despistado.—comentó Katsuki, llevándose las manos a los bolsillos y ir a cierto punto que Ejirō comentó.

Los demás lo siguieron, aunque era raro que alguien como Deku se mantuviera silencioso.

—Sí que es complicado salir siendo joven, ¿eh?.—agregó Kaminari, mirando alrededor.

—¡Miren!.—Jirō señaló el cuerpo del oji esmeralda, el cuál estaba tendido en el suelo.

—Bueno, no fue tan difícil encontrarlo pero...—todos se acercaron, asombrados.

—¡Hey, maldito nerd, reacciona!.—con la estruendosa voz de Bakugō, ¿quién no reaccionaría?.

Midoriya estaba consciente, pero... Con un comportamiento algo torpe.

Tenía las mejillas sonrosadas y una voz de bobo.

—¡Chicos!, ¿porque me abandonaroooon?.—reprochaba con voz caprichosa.

—Ehh... ¿estás bien, amigo?.—interrogó el pelirrojo, tomando el hombro del más bajo.

—Me siento muy bieeen~—alzó el pulgar, levantándose pero tambaleándose. No era común en alguien como él.

—¿Estará bien de verdad?.—

—Alcohol.—mencionó el de cabellos bicolor.

—¿Qué?.—El resto lo miró, con confusión.

—Huele a alcohol... Él no hubiera consumido algo así, además; el anciano del que nos hablaba daba mala impresión... Efectivamente lo embriagaron.—allí estaba, la respuesta...

Y quizá algo más...

El menor solo sentía su corazón latir con locura, sentía que estallaría.
Se estremecía y tenía miedo de lo que pudiera pasar...

Asintió con la cabeza.

Desechos de un romance tóxico. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora