Thomas

230 23 21
                                    

Thomas tenía los audífonos al máximo en aquel viaje, lo suficientemente alto como para ignorar la ruidosa voz de su madre, como no pensar en el lugar donde se encontraba, pero, para recordar, tenía los ojos cerrados, recordaba su hogar, su amada casa junto a sus increíbles amigos y su sensual novia, Alessia.

Había subido a aquel auto rentado por su padre justo después de que habían bajado de aquel viaje de demasiadas horas desde su amada Florencia hasta el pueblo natal de sus padres, Blue spring.

Su plan del verano era pasarlo junto a sus amigos, lo tenía todo tan planeado, se la pasarían genial sin tener que pensar en las clases ni nada obligatorio, harían todo lo que quisieran, después de todo, a finales de verano cumpliría dieciocho años, pero, todo sus planeas cambiaron de golpe cuando su madre decidió que la pasarían junto a sus mejores amigos, y sus mellizos, con los cuales solía pasarla de niño pero no recordaba mucho de ello ya que la última conversación había sucedido hace años, antes de marcharse de aquella ciudad.

Estaba tan cansado por el viaje, por tener los ojos cerrados imaginando su verano perfecto que se quedó dormido, lo hizo soñando en estar lejos de aquella ciudad, tanto que llegó al espacio.

—Thomas, despierta, hemos llegado—Era voz gritona de su madre despertándolo.

Sabía que su despertar no había sido suave, él tenía el sueño pesado por lo que se imaginaba cuantas veces su madre le había agitado los hombros intentando despertarlo.

—Bien, mamá, ya desperté—Se quejó el chico cruzando los brazos—. Ya puedes dejarme en paz.

—Estos chicos, crecen y comienzan a sentirse los reyes del mundo—Soltó la mujer y después volteó a ver a su esposo—. Excepto tu cariño, tú siempre fuiste tú, sabes.

—Creo que gracias, amor—Dijo el hombre.

Sus padres se besaron y Thomas decidió bajarse en aquel momento del auto.

No tenía ningún problema con aquella reunión, la última vez que había estado en aquella casa tenía diez años, fue cuando a su padre le ofrecieron aquel empleo en Italia, su madre decidió que debían irse, se había peleado con su mejor amiga aunque ella nunca se lo había dicho, también sabía que se habían reconciliado hace poco y por eso la reunión.

Él estaba bien con ello, su madre tenía cierta tristeza desde hace tiempo que suponía que venía de aquella pelea, pero eso no significaba que debía arrástralo con ellos.

—Mamá, soy mayor, puedo cuidarme por mi cuenta—Había dicho cuando su madre le dijo lo que harían aquel verano—. Puedo quedarme en casa.

—Ni en tus sueños, jovencito. No quiero llegar y encontrarme una orgía entre jóvenes calenturientos.

—¡Mamá! —Soltó Thomas.

—¡Mujer! —Soltó su marido.

Aquella casa seguía igual, aquel jardín seguía igual, parecía que no había cambiado nada en aquellos casi ocho años.

De la casa salieron Rose y James, parecía que no habían envejecido, en cambio se habían mantenido demasiado bien, considero a la mujer toda una milf y su esposo tampoco estaba mal.

Se sintió terrible por haberlos sexualizado de esa manera, después de todo su madre tenía razón, solía decirle bisexual calenturiento.

Decidió desviar la mirada.

—¡Roseeeeee! —Era el grito más crujiente de que le había escuchado a su madre, sintió que podía romper las ventanas de toda la cuadra.

Vio como ambas mujeres corrían una a la otra para abrazarse. Ambos hombres no fueron tan dramáticos, solo caminando a un ritmo normal y abrazándose, sabía muy bien que su padre seguía en contacto con los dos aun cuando su madre se lo había prohibido.

Un padre encantador (Un darks encantador#3)Where stories live. Discover now