La Apuesta. [Min YoonGi Y Park Lorím.)

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Los días eran más fríos de lo normal, esto quería decir sólo una cosa. Sí, diciembre estaba a las puertas. Desperté sin más, con la tediosa alarma, gracias a Dios eran las últimas semanas de clases. Me levanté rápidamente me dirigí al baño a hacer mi rutina diaria, mi haceo personal. Salí rápidamente, el frío caló todo mi cuerpo, busqué en mi armario unos jeans azules, una blusa negra, un sweater vino y mis converse blancas. Alisé mi cabello, puse un poco de base y labial, me miré por última vez detenidamente en el espejo y sin más salí de mi habitación encontrándome con una escena no muy buena que digamos.

Papá y mamá, discutiendo por millonésima vez.

—esque ya me cansé de todo March.—
Habló papá

Mamá se quedó estática, yo me escondí tras un muro para seguir escuchando.

—quiero el divorcio.—
Salió de la boca de mi madre.

Oh no, sentí en ese mismo instante desfallecer. Lágrimas salieron al instante, solté un sollozo y ahí fue dónde papá y mamá se dieron cuenta de que yo había escuchado todo. Salí para que me explicaran que sucedía.

—A-asi que se van a divorciar.—
Dije con la voz entrecortada, aún sollozando.

—es mejor así Lorím —
Mamá se acercó a mi.
—sabes que desde que Jimin se fue, por culpa de tu padre todo ha cambiado.
Dijo viéndome con triztesa y después observó a papá con cara de pocos.

Ella tenía razón, Park JiMin mi hermano mayor por dos años se fue de la casa porque papá empezó a portarse estricto con él y lo obligaba a hacer cosas que el no quería hacer. Jimin se cansó y se fue. Desde esa vez mamá y papá siempre discutían.

Ese día no asistí más al colegio, ya que el divorcio de mis padres era oficial y se llevaría acabo. Mamá insistió en que era mejor irnos de Daegu.

Seul, una ciudad muy grande y muy habitada en corea. Sí, allí sería mi nuevo hogar, empezáramos desde cero. Me estaba costando estar sin papá, la casa que mis abuelos le dieron a mamá era muy grande y me sentía muy sola aquí. Mamá buscó un colegio dónde pudiera seguir llevando mis estudios.

10 de diciembre, hoy me presentaré a mi nuevo colegio. Mentiría si dijera que no estoy nerviosa, pues todo es totalmente nuevo para mi. Hace más frío de lo habitual, rápidamente me adentré al baño, abrí el grifo y dejé que el agua caliente (tibia) recorriera todo mi cuerpo. Salí ya limpia, ya tenía mi ropa lista. Una blusa que mamá me había regalado hace días color blanca, jeans negros un sweater amarillo y mis converse negras. No me arreglé más, ya que no tenía ánimos de nada, vi mi rostro detenidamente en el espejo tenía dos grandes ruedas negras bajo mis ojos, ¿tienen explicación? Claro que si, he pasado noches en vela, pensando y adaptándome a la realidad, asimilando aún lo de mis padres. Literal pensarán que yo hubiera hecho algo para que ellos no se hubieran separado, pero, ¿cómo obligar a dos personas a que estén juntas cuando ya no se aman? Estaba más que claro que mis padres ya no se soportaban y si sólo estaban juntos era por mí y eso me ponía mal.