Siempre en mi corazón (convocatoria frases celebres de @PhoebeWilkes)

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“Los que de corazón se quieren solo con el corazón se hablan” Francisco de Quevedo

1ª PARTE

Recuerdo los días en que me mecía contra su pecho y me arrullaba, porque me despertaba a media noche una pesadilla. Las atenciones y el cariño que siempre tenía conmigo. Sin embargo el día que cumplí trece años, fue el comienzo del infierno en el que se convertiría mi vida. No tuve celebración, ni siquiera una mísera felicitación, era un día como otro cualquiera. La convivencia se convirtió en una montaña rusa de emociones y sentimientos enfrentados. Nos pasábamos la mayor parte del día discutiendo, todo lo que hacia le parecía mal. No desaprovechaba la ocasión para dejarme en evidencia frente a los demás, criticaba todo lo que hacia y me comparaba con todas las niñas, quedando siempre yo en peor lugar.

A pesar de todo, en ocasiones juraría que sus ojos la traicionaban y podía vislumbrar; remordimientos, culpa, no lo se. Al igual que intuía que en algún lugar de su alma conservaba un poco del cariño que antes me procesaba.

Mis intentos por descubrir el porqué de su comportamiento, acababan siempre en una gran pelea. Esto solo hizo que creciera mi deseo de marcharme de allí lo antes posible. Me empeñe en estudiar y sacar las mejores notas, necesitaba una beca, si o si.

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Mi nueva vida no es perfecta, pero al menos mi mente esta calmada. Vivo en la ciudad, tengo un trabajo estable que me gusta y amigas que están para lo bueno y lo malo. He conseguido dejar el pasado atrás y no pensar en mis últimos años en aquel pueblo infernal. El día que por fin me marché de allí me prometí que no volvería.

Quiso el destino que una llamada pusiera mi mundo patas arriba y doblegara mi voluntad.

—Nati tienes que volver.

— ¿Josh? Lo siento, pero tengo mi vida hecha aquí —era la ultima persona que esperaba que me llamase, sin pensar agregue— no hay nada por lo que quiera regresar.

—Eso es un golpe bajo— se le notaba dolido. Con reproche continuo—Silvia esta enferma. La cosecha será pronto y…

— ¿¡Y se supone que he de dejarlo todo, he ir corriendo!?—le corte antes de que pudiera terminar de hablar.

—Sabes lo que pasara si no se recolecta su parte. La decisión es tuya.

Durante al menos un minuto solo se oían nuestras respiraciones.

— ¡Esta bien, iré!

Por la noche no pude dormir. Me llevo unos días dejar mi vida en orden. Me sentía como un animal que sabe que va al matadero, y puede que así fuese.

No tenía coche, por lo que un amigo tuvo que llevarme hasta el pueblo. Cuanto más nos acercábamos, más se deterioraba mi estado de ánimo.

Tras algunas indicaciones, el coche paro frente a la casa en la que había pasado parte de mi infancia. Bajamos mi equipaje en silencio, quería acabar cuanto antes. Ni siquiera lo invite a pasar. Como despedida le di un corto beso en los labios y vi como se marchaba por la carretera en sentido contrario a mí.

Al entrar en la casa me sorprendió verla tan ordenada y limpia como siempre, según me había dicho Josh, Silvia estaba postrada en la cama a causa de su enfermedad. “Las vecinas se habrán hecho cargo de la limpieza” pensé. Con pasos nerviosos me encamine hasta la habitación principal. Allí estaba la razón de mi marcha hacia tantos años, y la razón por la que había vuelto. En su aspecto demacrado se podía adivinar lo enferma que estaba, estaba demasiado delgada y su piel tenía un color amarillento muy inusual.

Siempre en mi corazón (convocatoria frases celebres)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora