A Baekhyun le encantaban las constelaciones, las amaba. Sehun no entendía ese extraño amor que tenía su amigo hacia ellas, sin embargo, se dedicó a aprenderse cada una y sus nombres únicamente para complacer al mayor.
No quería admitirlo, pero tenía miedo que a Baekhyun no le pareciese suficiente el tenerlas en los brazos y en diferentes partes de su cuerpo, y que algún día quisiese volverse parte de una constelación, estar junto a ellas y tener un lugar en el espacio. A pesar de que Baekhyun le había repetido un sin fin de veces que eso no iba a suceder, y que se iba a quedar a su lado por siempre; Sehun ya no le creía desde aquella última vez que se encontró a sí mismo dibujando planetas con un plumón en el brazo del mayor, mientras las lágrimas caían y resbalaban por las mejillas de ambos.
Tanto a Sehun como a Baekhyun, les encantaba el espacio, la galaxia, los planetas; una de las tantas cosas en común que tenían que los hicieron volverse inseparables. A pesar de eso, Sehun nunca llegó a querer ni apreciar un poco las estrellas y constelaciones como Baekhyun lo hacía, porque sabía que ellas se llevarían a su amigo tarde o temprano.Por eso mismo las odiaba, realmente las odiaba.
***
Sehun solía culparse a sí mismo la mayoría del tiempo, nunca le hizo caso a todas esas señales de advertencia que el mismo Baekhyun le daba. Y aunque sabía que esa bella sonrisa que Baekhyun le mostraba a él y a todo el mundo, albergaba un millón de tristezas, no le tomó la importancia que debía.
Como aquél día en el que ambos se encontraban en casa del, en ese entonces, pelirrojo; acurrucados en su cama y tapados con varias mantas porque hacía demasiado frío, viendo una de sus películas favoritas. Esa vez, Sehun estaba por caer dormido en el hombro de Baekhyun gracias a que éste le acariciaba sus negros cabellos con suavidad.
—Sabías que la luna se aleja cada vez más de la tierra, pero sucede de una forma tan lenta que no nos damos cuenta. —le había dicho, usando un tono de voz que para el pelinegro fue imposible descifrar.
Sehun frunció el ceño un poco confundido, porque obviamente ya lo sabía, pero de todas formas asintió para después, por fin, caer en los brazos de morfeo. Esa noche tuvo una pesadilla, que hasta la actualidad sigue recordando (para su mala suerte, porque desearía borrar ese recuerdo de su mente), en donde Baekhyun lo dejaba para siempre y él se quedaba en una completa soledad.
Había despertado de golpe, se encontraba jadeando y llorando, el miedo se apoderó de él una vez más cuando no encontró más que un espacio vacío, en donde se supone que Baekhyun debía de estar, a su lado. Pero aquél miedo desapareció por completo cuando vio a su amigo entrar a la habitación, Baekhyun se había acercado rápidamente a él y, con preocupación, le preguntó por qué lloraba; Sehun no hizo nada más que abrazarlo y repetirle una vez más que no lo dejara.
Baekhyun le dijo que no se preocupara porque no lo iba a hacer y no tenía intenciones de hacerlo y, como todas las otras veces, Baekhyun le había dedicado una sonrisa.
Sonrisa que no denotaba felicidad ni tranquilidad, sino una tristeza que Sehun no logró notar.
***
Sehun odiaba los números, los números hacían que Baekhyun llorase por horas y horas, y a Sehun no le gustaba ver a su mejor amigo llorar porque es algo que le parte el corazón en mil pedazos. Sin importar que Sehun le dijese infinitas veces que aquellos números no tenían importancia porque él lo iba a seguir queriendo y amando, Baekhyun aún seguía con esa idea de ser perfecto.
A Sehun no le quedaba de otra más que consolar a su amigo, culpar a la sociedad y a los estereotipos que impone, culpar a Baekhyun por no entender que eso no tenía importancia alguna y, sobre todo, culparse a sí mismo por ser inservible y no ayudar a Baekhyun cuando lo necesitaba. Porque confiaba plena y ciegamente en él, y aseguraba que se encontraría bien si lo dejaba sólo por unos momentos; pero no era así, porque en ese tiempo a solas Baekhyun se encargaba de aparecer más estrellas para formar más constelaciones.
Y a Sehun le tocaba ser esa persona que besara sus muñecas, le repitiera que era el chico más hermoso y bonito que había visto jamás, que dibujara diversos planetas por encima de las marcas. No le molestaba, pero quería dejar de hacerlo; porque cada vez que lo hacía, Baekhyun sufría un poquito más.
***
Su miedo fue incrementando al paso de los días, semanas, meses. Ese brillo tan especial que Baekhyun se caracterizaba por tener en sus ojos, se iba apagando poco a poco; provocando un terrible pánico y una grande impotencia en Sehun. Pánico porque no quería perder a su luna, porque él era la tierra y la tierra sin su luna... no era nada.
Impotencia porque no sabía qué más hacer, y con cada segundo, con cada minuto que pasaba, Baekhyun iba perdiendo cualquier esperanza. Pensó que todo estaba perdido aquella noche que encontró a su mejor amigo profundamente dormido en la camilla de hospital que tantas veces visitó; y como todas esas veces, Sehun dibujó toda una galaxia entera en su brazo.
***
Hace un par de años atrás, había leído una frase de un libro que se quedó plasmada en su mente: Mercurio es el planeta con más cráteres en el sistema solar, ya que a menudo se tropieza con cometas y asteroides.
Para Sehun, Baekhyun era Mercurio; todas sus inseguridades y todos sus problemas representaban a los cometas y asteroides. Y aunque el planeta Mercurio chocara muy a menudo, lo soportaba.
Pero Baekhyun no.
***
El invierno estaba por llegar y se podía sentir por la brisa fresca que lo hacía estremecer. Le gustaba mucho el invierno, porque en esa época podía dormir y acurrucarse junto a Baekhyun las veces que quisiera, y porque podían tomar chocolate caliente mientras veían series o películas.
Pero ahora odiaba el invierno, porque esa época le hacía recordar el día en que perdió a su otra mitad.
No se percató, hasta muchos años después, de lo vacío e infeliz que se sentía; no fue cuando entró a casa de Baekhyun con el corazón a punto de salirse del pecho cuando vio la puerta entreabierta, no fue cuando subió las escaleras y encontró la puerta de la habitación trabada, no fue cuando logró derribarla y toda la pieza estaba hecha un desastre, no fue cuando entró al baño y vio a Baekhyun tirado sin vida en el suelo con un enorme charco de sangre rodeándole.
***
Fue esa noche, que se dirigió al muelle después del trabajo, cuando su mirada se posó en el cielo repleto de estrellas.
Trece años después cayó en cuenta que por fin, Byun Baekhyun, había logrado cumplir su deseo de volverse como ellas y tener un lugar en el cielo.
Meses después, decidió que por fin iba a abandonar ese odio que sentía para, también, ser parte de una constelación.
Adaptación;
Todos los créditos
a itsmyjeon
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vía láctea + sebaek; o.s
Teen Fictionsehun solía dibujar infinitas galaxias en los brazos de baekhyun. adaptación; tengo permiso de la autora para realizar esta adaptación, todos los créditos a @itsmyjeon