Prisión Fantasma

¿Mis habilidades no quieren ser utilizadas?

-Bienvenido nuevamente.

Estaba parado viendo hacia la persona en el suelo con los brazos cruzados, con cara de saber lo que estaba pasando. Vestía un saco negro, junto con la camisa y corbata del mismo color. El lugar ahora seguía de la misma manera en la que lo había visto la anterior vez que había estado aquí. Había decidido ignorarlo ya que lo había tomado como un sueño, pero estando aquí nuevamente hacía que lo sintiera más real y volviera a mi mente la plática de la vez pasada.

-Creo que ahora podrías darme una explicación mejor, ya que la vez pasada salí con demasiadas dudas de aquí. -me dije a mi mismo.- Comencemos diciéndome tu nombre, si es que tienes. Estoy cansado de referirme a tí como a mí.

Me miré pensativo. Es decir, el yo parado me miraba a mí, que estaba en el suelo, de manera pensativa (¿Ya se entiende porque quiero un nombre distinto?).

-Puedes decir que no tengo nombre. -respondió luego de unos segundos.

-No puedo llamarte el Sin Nombre. Inventa uno, ¿no hay un nombre que te guste? Puede ser cualquiera.

-Mmm... Pues me gusta Han.

-Han será. -dije, sentándome con las piernas cruzadas.- Ahora me puedes explicar este lugar.

-Muy bien. -respondió él y comenzó a caminar en círculos alrededor mío. Mientras los hacía yo miraba a mi alrededor. Por alguna razón sentía que el cuarto era más pequeño, al igual que las paredes oscuras me habían dejado de parecer como si fueran espacio vacío, y más como paredes negras. Parecían estar más sólidas.- Ya te había dicho que soy una personificación de tus poderes, ¿cierto?

-Cierto, que ahora que recuerdo me dijiste que me esperabas luego de que hubiera utilizado mis poderes, y acabo de utilizarlos. ¿Qué hay de especial con eso?

-¡Claro! Lo había olvidado. ¿Recuerdas lo que hiciste mientras estabas utilizando tus poderes?

Traté de recordar lo momentos antes de caer en coma.

-Iba ganando. -le dije.

-¿Recuerdas cómo?

-No.

-Bueno, pues en resumen, gracias a que liberaste tu poder sin poner un límite, estabas destruyendo al pobre de tu enemigo. La pelea estuvo a punto de terminar contigo matándolo. -dijo, acostándose con los brazos cruzados bajo su cabeza.- Es demasiado peligroso que sigas haciendo esas cosas. Puedes terminar hiriendo a las personas cercanas a tí. Creo que lo mejor es que dejes de utilizarlos.

-Fue una lástima no haberlo logrado.

-¿Perdón? -dijo Han, levantándose de golpe.

-Tu debiste haber escuchado todo lo que pasó en ese momento. El estaba con los que nos atacaron en el hotel.

-Si, tal vez, pero si continúas liberando tus habilidades de esa manera los que pagarán no son solamente ellos...

-¡Por algo vine con Mika! -le grité.- ¡Para aprender a hacerlo!

-Pero no es seguro que lo vayas a hacer. Es demasiado fuerte como para que lo controles a la primera, y si lo sigues intentando usar puede ser peligroso.

-¿Por qué quieres negarme el uso de mi poder? Si se supone que eres su personificación, ¿no deberías intentar ayudarme? ¿Cómo esperas que pueda vengarme de la gente que pudo vencer a mi padre solamente con lo que ya tenía? ¡Soy demasiado débil!

Me levanté y caminé hacia la pared más cercana. Cuando intenté tocarla me llevé una sorpresa, ya que no era lo que me esperaba. No era ni sólida ni un espacio vacío, sino que parecía líquido, como si estuviéramos dentro de una burbuja en el fondo del mar.

-Antes de intentar dominar poderes que no comprendes deberías fortalecerte lo más que puedas. -dijo Han, tran un rato en silencio y con una voz calmada.

-Ya te lo dije, por algo fui con Mika. -le respondí, sacando mi mano de las sombras y sorprendiéndome que estuviera seca.- Lo haré a mi manera, siempre precavido, pero si no logro controlar mis habilidades, aparte de no poder cobrar venganza sobre el de la máscara, no seré capaz de proteger a mi familia. Mi padre ya no está, mi madre está en coma y Hannah desapareció, lo cual creo entender por qué. Ella se fue para intentar ayudarnos de alguna manera. Pero ella no hubiera tenido que hacer eso si yo fuera más fuerte.

Cuando me volteé Han estaba frente a mí, mirándome directamente a los ojos.

-Si eso es lo que quieres, tengo algo que mostrarte.

Tras decir eso colocó sus manos en mi pecho y me empujó hacia el mar de sombras.