Después de que la pareja hizo su primer baile como esposos y con eso se abrió la pista de baile cada quién estuvo en su mundo, dándoles a ellos un poco de privacidad entre toda la atención que tenían por este día. Poncho sujetaba firmemente la cintura de su esposa mientras no podía dejar de mirarla, ella por su parte le robaba ocasionales besos pequeños, en ningún momento la sonrisa abandonó el rostro de los dos. Como era de esperarse, poncho empezó a cantar en voz baja en su oído.
-¿Por qué negarnos a olvidar?...Que el tiempo pasa y quedarán, vagos recuerdos de otros días...-puso una mano en su pecho-Que me enseñaron que al amor, poco le importa la razón...Y el corazón nunca se olvida-dijo señalándola-Que fue Mayomi la que me llevó a su coche...Que fue Mariana la que me dejó en la vía...Que con Elvira pase las...-dijo mientras hacía gestos y señalaba a nada en específico-Que nunca olvidaría, y nunca olvidaría-dijo rodando sus ojos como queriendo expresar un "sí claro"-Pero eres tú la preferida-dijo señalandola-la que más brilla, la que me ha dado lo mejor que hay en mi vida...-dijo mirándola directamente a los ojos mientras ella sonreía-Porque eres tú la que me siente, la que me goza, la que se enciende con el roce de mi boca-continuó la melodía y él al cantar esa parte le guiñó el ojo, empezó de nuevo el coro y él en un tono más fuerte con la emoción saliendole por los poros volvió a cantar-Pero eres tú la preferida, la que más brilla, la que me ha dado lo mejor que hay en mi vida-decía pero ahora cerca de nuevo, con sus narices rozando y así termino la canción.
Pasó el tiempo entre las cotidianas tradiciones de una boda, todos felicitaban a la pareja y las palabras que cada uno dio en la iglesia. Anahí sorprendía de vez en cuando a su esposo mirandola, cuando estaba con sus hermanos, con sus cuñados o simplemente sonriendo para una foto. Moría por saber que pasaba por la mente de él, la miraba con una dulzura pero luego recordaba la forma en que le hablaba y no podía evitar sonreír.
-Amor, regalame un momento-dijo poncho educadamente para separarla de un grupo de gente y conducirla a la inhabitada cocina
-¿Qué pasó?-preguntó extrañada y él la pegó contra la pared con una mirada de impotencia
-Tienes que dejar de hacer eso-le dijo él mirando el escote de sus senos y ella sonrió, a pesar de su embarazo él la veía con más deseo que nunca, aún así le preguntó a qué se refería-tentándome con esa forma en que caminas-dijo pegando sus caderas a las de ella haciéndola reprimir un gemido-estas buscando que te tome en este momento y todo esto que tengo acumulado se libere dentro de ti-dijo y ella subió sus manos por el pecho de él hasta enredarlas en el cuello como si fuera una invitación a que lo hiciera-pero no quieres eso...tu quieres esperar-dijo pero sonó como si se estuviera convenciendo a él mismo-...porque aunque sé que ya estas embarazada hoy en la noche voy a entrar en ti de una manera...que creerás que rompí todas las leyes de la biología porque te volví a dejar embarazada-añadió con determinación aunque su miembro notablemente estaba pidiendo que lo hicieran ahora-Voy a tocarte y voy a acariciarte hasta que te sientas en otra parte. En la iglesia me prometiste cosas para nuestra vida, pero te prometo algo para hoy, Anahí, te voy a hacer mía como si el mundo se fuera a acabar esta noche.-dijo con una voz ronca extremadamente sensual y la clara intención de irse pero ella lo jalo de su saco y aunque había sido un ordinario y no hubiera dicho nada ni de cerca a algo tierno con amor lo retuvo con ella.
-¿A qué juegas con todo esto Herrera?-le preguntó y él por más serio que quiso mantenerse, le salió una sonrisa-me llevas diciendo cosas así toda la tarde y ¿crees que te puedes ir sin siquiera darme un beso?-agregó mirando los labios de su esposo que tenían una sonrisa.
-No es que no quiera, pero si te beso no voy a detenerme hasta que te corras sobre mi-dijo con una voz grave.
-¿Y tan malo sería eso en una cocina?-le dijo ella con sus ojos llenos de excitación, no podía aguantar más, mordió su labio inferior
-Te dije que solo podía hacer eso yo-le dijo atrapando sus labios en un repentino y apasionado beso, ambos sentían que habían esperado una eternidad. La hizo caminar hasta un cuarto pequeño y luego de echar candado volvió a ella con rapidez, la besó en los labios mientras sus manos no lograban quedarse en un punto, beso lo que alcanzaba a descubrir el vestido.
-Poncho, ya-dijo ella buscando la correa de su esposo-entra en mi-añadió, pero él con fuerzas no se sabe aún de donde no le hizo caso, se separó de ella y bajo, levantó el gran vestido y con destreza impecable la comenzó a besar su interior calmando el deseo que ella tenía. Besó su intimidad hasta cumplir con su palabra de que si llegaba a besarla no iba a dejarla ir hasta que se corriera sobre él.
La tarde pasó más rápido de lo que todos creían, Any estaba exhausta, sus pies no daban más, pero afortunadamente no tuvo que caminar porque su esposo la cargó hasta la habitación del hotel conservando la promesa que le había hecho horas atrás, ya el siguiente día iniciaría su luna de miel.
Pésima idea ir al mar, ambos lo amaban, y las playas de italia eran incomparables...pero la comida marina empeoraba a su máximo estado las náuseas de Anahí, cada dos restaurantes volvían los mareos y por más que lo intentaron, era inevitable. Poncho no aguantó más, no la iba a tener encerrada en un cuarto todo el viaje, se la llevó al interior de Italia, recorrieron los pueblos y probaron los más deliciosos postres. Puede que los mariscos tuvieran que estar a metros de la futura mamá, pero el gelato estaba más cerca de ella que su mismo esposo, pero no le importaba, amaba verla feliz y besarle sus labios casi congelados.
-Ese bebé va a nacer y va a decir primero gelato que papá-dijo y ella rió-va a cantar primero 'Libre soy' que la canción de los pollitos-añadió y ella rió histéricamente, tomo un poco más de su helado y se acercó para darle un beso y compartirle la maravilla que estaba comiendo.
-Aún así amarás a ese bebé más de lo que has amado algo en tu vida-dijo ella con un gesto infantil y el se paró en seco...Poncho aún no lograba concebir que tanto la amaba a ella y ¿le estaba asegurando que iba a amar incluso más?-¿Qué pasó?-preguntó ella.
-Any...estoy seguro que voy a amar a ese bebé...lo amo desde ya, amo desde ya todos los hijos que quiero darte-dijo tratando de redactar bien lo que quería decir-pero...de verdad que no siento que sea capaz de amar más de lo que te amo a ti...me estoy empezando a asustar-aceptó mientras se encogía de hombros y ella sonrió tranquilizandolo.
-Yo tampoco me lo puedo imaginar...pero así pasará, será importante que ellos no lo sepan porque entonces serán niños malcriados que sabrán que nos doblegaremos a su voluntad...pero no te preocupes, siempre hemos sido un buen equipo-dijo ella y él sonrió, amaba que siempre tuviera las palabras correctas...y entonces mientras la besaba se imaginó como sería esa crianza, si seria un buen papá, si daría un buen ejemplo.
-Espero que si sea así, de verdad any-le dijo él casi en un susurro-¿tu te imaginas donde nos llegue una niña con tus mismos ojos a pedirme algo? no imposible...será la niña que jamás escuchó un no como respuesta-dijo él con un tono de frustración por la irreparable realidad y ella rió
-Para eso estoy aquí, serás un buen papá no te preocupes-dijo ella para tranquilizarlo porque lo necesitaba tranquilo, ella era la que podía enloquecerse y llenarse de nervios y necesitaba que él la sujetara que la devolviera a la realidad, que le recordara que no todo era tan malo como lo veía.
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Bueno este es el último capítulo de la boda. Espero que les haya gustado.
Estoy trabajando en otras dos historias, les gustaría leerlas?
(las empezaría a publicar luego de un pequeño capitulo que publicaré de los A's siendo papás)
AA.