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Es difícil vivir en un mundo en donde el
físico es mas importante que un corazón
puro y sincero. Es mas importante un
bonito cutis que un intelecto elevado,
aquellos que no poseen belleza están
destinados a ser tratados de mala
manera. Eso era lo que pensaba Kim
Taehyung, pues a sus escasos años
de vida había recibido muchos golpes.
Era un chico joven con frenillos, espinillas,
barros, cabello seco y maltratado; usaba
cualquier prenda que pudiera cubrir su
cuerpo, incluso una bolsa estaba bien.
No le importaba su apariencia, pues a su
ver, el era feo y eso no tenía remedio.
Pero aquello no era un simple pensamiento, esto tenía una historia.
Su puro y hermoso corazón fue flechado
por la persona equivocada. Un chico
hermoso en físico, pero no en
sentimientos. Su nombre era Jungkook.
Su corazón se paralizaba solo con
escuchar su nombre, tenía tan claro el
recuerdo de la fría noche, en donde
plasmo sus sentimientos en una hoja de
cuaderno. Paso horas enteras planeando
las palabras adecuadas y revisando
que no hubiera error, y al siguiente
día no le importo tener ojeras o sentirse
cansado por lo poco que había dormido,
con su hermosa sonrisa cuadrada
caminaba por los pasillos de la escuela
buscando al chico de sus ojos, al verlo,
sus manos y piernas temblaron, pero
agarro el valor para hacerlo. Extendió
sus manos entregándole la carta. El
contrario lo vio con cara de asco
-- Aléjate de mi, eres feo y nunca te voy a querer.
Aquello hizo que el corazón puro de
Taehyung se volviera negro. Al llegar a su
casa se vio al espejo y se sintió
asqueroso. Desde aquel momento
Taehyung cerro su corazón y su físico
ya no le importaba.
Cada vez se fue descuidando mas, ya
ni tan siquiera se trataba de
desenredar el cabello, o que su ropa
tallara bien con su cuerpo delgado,
usaba camisas talla grande, las
mas baratas que encontrara.