Atardecer muerto

AMOR EN COMA

Mi barrera del amor, peleando contra dejarlo o luchar por hacerlo mejor, ¿Qué más da?, dice mi alma cuando da ese bajón existencial por enterarte de algo que te resquebraja el corazón y hace que se te salga literalmente por la boca. Escapando de su carcaza débil de lata, sale y se escurre ante sus pies y esperando que lo agarre y lea el mensaje en braille. Se va secando hasta quedar como una uva pasa; el mensaje en braille contenía un mensaje muy abrumador: -Te lo regalo, no lo necesitas, pero algún día te dije que daría mi vida por ti, ahí está mi promesa hecha carne. Ella llora adolorida y lo busca. – ¡no debiste hacer eso, estoy comprometida! Él sólo agachó la cabeza y susurró – No te amo lo suficiente, sólo te amo lo demasiado. Mis "te amo" no significan nada, no significan más que cuando miro tus ojos miel y puedo ver tu gran amor escondido en un rinconcito suplicando un abrazo. Está atardeciendo y se me va el desastre, otro día. Un día muy cotidiano, hoy la veré, dijo él muy feliz. Sin recordar que se había quedado sin nada por darlo todo, no podía sentir, ni mucho menos ser libre, está atado a su pasado y su líbido recuerdo de ella con su corazón hecho pasa, votándolo como si de una basura se tratase. No es un relato basado en hechos reales, es una simple distopía hecha sueño. Congelado le dice – Tengo que decirte algo, no puedo si no te tengo enfrente. Ella bajó a la calle y ahí estaba él, hecho tormenta con una sonrisa inigualable. Ella le dice –no sé qué decirte, te ves muy cuerdo... eres muy fuerte de mente. Él le responde – Sí. Soy un demente, tejeré nuestros recuerdos desde un manicomio, echándote de menos. Ella se voltea e intenta irse, él da un paso y le agarra la mano y le dice – discúlpame por no ser suficiente para ti. Y ella a punto del llanto le dice – Que sea lo que dios quiera. Y ahí él le da su último adiós y la despide con mucha dolencia. Cae la noche y él sigue en la calle, aguantando lluvia, con un sin sentir increíble. Habla con dios y le dice – ¿cómo puedes llevártela de mis manos y no de mi mente? Dios le responde sinceramente –Tú naciste para amar a los demás más que a ti mismo, no puedes ocultarle a tu mente ,y mucho menos tus acciones por amor. El hombre se ataca en llanto y siente una presencia detrás, se voltea y era ella llorando igualmente, con una manta para él. Se la entrega y se va. Ella había dejado una nota envuelta en la manta. Él la lee en voz alta – Ojalá exista la reencarnación, para podernos encontrar en otra vida y justo en el momento indicado para hacer esto real. Quiero ser feliz. El en su mente dice – no veo la hora de sacarme mi corazón otra vez por alguien e irme para comprobar si tú estás esperándome donde sea que vayamos.

Tristemente el hombre se despierta del coma y se ataca a llorar inmediatamente... y dice -¿no era real, cierto? A lo cual entra una bella mujer a la habitación y dice – Te dije que no te mentiría.