"Morir para que hablen bien de ti"

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Eran ya las 10:30 pm. Y Emily estaba aburrida como siempre. comenzo a pensar en su vida; Era una persona seria que siempre quería estar sola. Claro que tenía sus amistades pero ninguna era tan “valioso”” para ella. Por lo tanto la mayoría del tiempo estaba sola.

Desde muy pequeña se crio sin amor, aunque tenía muchas de las cosas que ella quisiera nunca estaba contenta. Se la pasaba enterrada entre sus pensamientos.

Solo era ella y su mente. No confiaba en nadie en absoluto. Puesto que aprendió una lección imborrable sobre la confianza. En su corazón solo había tristeza. No había alguien que le diera una alegría de verdad.

Todos los días era víctima de las burlas que le hacían sus hermanos Erick y Jane. No es que no la quisieran pero al igual que sus padres jamás se lo demostraban.

Desde muy pequeña Emily era una niña sumamente sentimentalista y amorosa. Pero jamás fue correspondida por su familia. La entristecía ver cuando sus mejores amigas abrazaban a sus padres frente a cualquiera y no eran rechazadas. Ella lo había sido demasiadas veces, parecía que no comprendía la lección de no abrazar a tus padre pero ella siempre pensó en que tal vez había una posibilidad de que tal vez algún día le respondieran ese abrazo.

Fue entonces cuando su mente se enveneno con pensamientos que no eran los adecuados… ¿o sí?

Su mente la traicionaba, había dejado de ser la niña sumamente alegre y sentimental. Se había convertido en una persona fría y amargada. Casi nada le causa gracia a comparación de las enormes risas que antes se escuchaban salir de su boca.

Sus ojos proyectaban ahora otra mirada y aunque no era de odio, era de coraje y resentimiento.

Hizo todo lo que pudo para cambiar de ser esa hija dinámica que tanto detestaba su familia y se convirtió en una persona marchita y solitaria.

Cada que se reunía la familia siempre habían críticas por su forma de ser tanto físicas como socialmente. La mayoría para Emily. A quien siempre cuestionaba del porqué de su forma de ser. La cual era porque no quería que la lastimaran otra vez. Jamás se lo conto a nadie, puesto que tenía miedo del reaccionar. Qué tal si también la regañaban por eso.

Jamás bajo sus notas, vestía de una manera decente aunque tampoco en exageración, no andaba en fiestas ni nada parecido. Pensó que eso era lo correcto. Siempre trataba de agradarle a sus padres pero nunca pudieron estar orgullosos o al menos demostrárselo.

Ni si quiera las mejores calificaciones se merecían un día sin dolor.

Cierto día llego al día de tener un dolor muy fuerte en su frio corazón, este ya no aguantaba tantos sentimientos acumulados. Como todas las personas de este mundo ella necesitaba de un abrazo, lástima que nadie estaba allí para dárselo.

Comenzó entonces a pensar que hacer para que entonces todo el mundo dijera al menos algo bueno de ella, entonces supo la respuesta. La muerte.

Si bien ella no tenía tendencias suicidas, la muerte ya no le importaba si le llegaba pronto.

Semanas después se subió a un taxi. Tenía destino a su casa ya que regresaba de la escuela. Después de varios minutos de conducción un tráiler que se encontraba a exceso de velocidad chocó con el taxi.

Emily abrió los ojos, se vio tirada en el sueño bañada en sangre. Estaba ida. No entendía muy bien que pasaba, se dio cuenta que estaba muy herida. La sangre corría por su cara. Supo que tal vez había quedado deformada. Sintió miedo, como jamás antes.

Tenía que hacer algo rápidamente O tratar de buscar ayuda o quedarse inmóvil dejando que la sangre abandonara su cuerpo.

Su mente comenzó a recordar desde sus inicios… Desde las palabras negativas que le decía su madre. Como que era la niña más horrible del mundo desde que tenía tan solo 5 años hasta las últimas como que no servía para nada y que se quedaría sola toda la vida.

¿Qué pasaba si se levantaba y se salvaba? Seguramente la regañarían por preferir irse en un taxi que esperar hasta que su padre pasara por ella. Todos se burlarían por las cicatrices que seguramente le quedarían después del accidente.

Así que cerró los ojos, se relajó como jamás lo había hecho antes y dejo que la caliente sangre se fugara al igual que su alma.  Su mente y su corazón necesitaban paz y eso fue lo que ella le dio y a todo su cuerpo.

Semanas después del accidente donde Emily murió de una manera trágica su madre se puso a pensar detalladamente en su hija.

Se puso a ver cada logro que había logrado, vio cada canción que había compuesto, vio cada dibujo que había hecho. Y tanto vacío que le había dejado.

¿Pero porque? Si parecía que jamás le había importado. Fue entonces cuando se dio cuenta que los ruidos eran sus llantos después de la media noche.

Se dio cuenta que desde pequeña le había negado los abrazos y ahora necesitaba uno.

Aquella persona que siempre pasaba desapercibida ahora parecía que faltaba en aquel hogar.

Se había marchado, pero ahora se encontraba mejor, porque sabía que ahora muerta todos hablaban bien de ella. De sus talentos y sus logros. Tal vez ya no estaba ahí para escuchar las buenas palabras que todos decían de ella.

Su  madre encontró en su habitación cartas que había hecho a sí misma. Donde siempre escribía que necesitaba un abrazo de su persona favorita.

Hoy en día hay muchas emilys que requieren de un abrazo, de una caricia, de un beso, de un cumplido, de una simple sonrisa.

Aunque no parezca ellas quieren que estés ahí, haciéndoles compañía.

No permitas que una Emily vuelva a dejarlo todo. Dale a Emily un abrazo y así un motivo para levantarse del suelo y decidir vivir. Ella simplemente se quería sentir amada y feliz.

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⏰ Última actualización: Aug 08, 2014 ⏰

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