Era una mañana lluviosa, el ruido casi insoportable habría despertado a cualquiera excepto al propietario de la gran casa,pues él ya lo estaba desde hace mucho con el deseo de ver el amanecer antes de empezar su día. Pero ahora se encontraba frente a una gran ventana, viendo cómo la lluvia había pintado la vista de grises, en lugar de los tonos cálidos que él había querido ver, algo que lo había desanimado un poco.
Sólo se quedó quieto, contemplando cómo aquellas gotas se convertían poco a poco en golpeteos fugaces y repentinos, llegando al suelo en forma de pequeñas piedrecillas blancas.
No engañaba a nadie, aunque no fuera el hermoso amanecer que quería, la lluvia lo hizo sentirse seguro. Como si los problemas que vinieran de ahora en adelante no le afectarían, tal y como las gotas de lluvia en ese momento no lograban siquiera alcanzarlo.
Recordaba que ello sólo se lo había contado sólo a una persona, pues según él, ese sentimiento reflejaba también el miedo que siempre había sentido de estar a la deriva.
Pero ahora esa persona se había ido y nunca volveria, quizá ahora realmente estaba sólo...
-Amo, hace mucho frío
Dijo una voz suave y tiritante, el hombre dió la vuelta para ver a quien estaba acercándose, no dudó y acarició la cabellera negra con puntas blancas, pero su expresión doliente no cambió.
La contraria sólo se limitó a observarlo y no preguntó la razón de su tristeza, pues como siempre éste no le diría nada.
-Tengo hambre...
Dijo luego de unos segundos, se limitó a abrazarle y a esconder su rostro en el torso del contrario, como todos los días con él hasta ahora, era lo único que se le ocurría hacer y al parecer siempre daba resultado .
-¿Quieres leche?
-Con galletas...
Levantó la mirada y sonrió alegre para animarlo, el mayor suspiró con una sonrisa más leve para luego llevarla a la cocina mientras acariciaba su cabeza, y con esta las pequeñas orejitas que sobresalían de entre su cabello, las cuales se perdían en el mismo cuando el mayor las acariciaba, pues bajaban antes de empezar a ronronear...
Sí, hoy parecía ser una buena mañana
Sábado, 11 de febrero del 2027
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Aún te necesito
Science FictionJael ha sido uno de los pocos científicos que ha logrado destacar en el siglo XXI, con su genialidad y capacidad de volver cualquier idea en la realidad. Sin embargo, el destino decide ponerle una trampa para enamorarse de alguien con una enfermedad...