EL CASO WILLIAMS

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Desde niño tuve problemas  causados por mi traumatismo craneal, esto me causaba sueños extraños en los que secuestraba, asesinaba y hasta violaba a gente, lo cual me movilizó para esclarecer de alguna forma estos horrores.
Me hubiera gustado que alguien me dijera que estaba cometiendo uno de los mayores errores de mi vida, pero nadie tuvo el valor de hacerlo.
Cuando me mandaron a investigar el caso Cushing en la mansión de Edith Cushing me sentí el elegido ¿A quién en menos de 3 años trabajando para la policía lo mandan a investigar un caso así? Entonces, en el instante que me dieron la caja con las evidencias, me puse manos a la obra.
Era 1983 en Estonia, ese fue uno de los inviernos más fríos que pase por mucho tiempo, desde que me mudé, veía a ese lugar sacado de un cuento de hadas, hasta la noche del 9 de noviembre, donde el frio calaba los huesos. Decido pasar la noche en la mansión Cushing, para ello me prepare un bolso con mantas, abrigo, comida y todo lo que pudiese necesitar. Rumbo a la vivienda me mentalizaba lo que pudiera encontrar, pero nada que pudiese haber hecho me prepararía para ese momento.
Al llegar a la residencia me encontré con una casa antigua, típica del siglo XIX, pero lugares así de viejos guardaban secretos y ésta no era la excepción. Al abrir la puerta hizo un chirrido como si hubiesen pasados años sin aceitarla; La morada parecía tener un tono melancólico en cada parte de ella, pero a simple vista no se observaba nada raro. Allí vivía Edith con sus dos hijas, el ama de llaves, dos mucamas y una cocinera que trabajaba tiempo completo.
Recorrí la planta baja buscando pistas o indicios de violencia, pero no encontré nada, solo un pequeño anillo de oro grabado con el nombre “Edith Williams”. Subí a la planta alta, donde me habían informado que se encontraba el cuerpo. En el segundo piso había 3 habitaciones, 1 de ellas cerrada con candado, y 2 baños, los cuales parecían no haberse usado por mucho tiempo. Según el informe policial habían encontrado a Edith estrangulada dentro de un armario con sus brazos y piernas atadas con una cuerda azul, pero yo hallé otra cosa, a sus dos hijas debajo de una cama matrimonial, apuñaladas. Era muy extraño que no hayan encontrado el cuerpo de las mismas, a menos que hubiese ocurrido después de la llegada de la policía, en ese momento descubrí indicios de violación en el cuerpo de ambas; sentí una sensación de repulsión al ver que niñas de 4 años hubieran acabado con un final así.
Me dispuse a seguir recorriendo la casa, entré a la habitación de las mucamas en donde localicé  una caja que estaba seguro no había estado allí antes. Dentro de la caja había una margarita seca, tres fotos de Edith con sus hijas junto a un hombre, que supuse era su marido, y una carta. Abrí la carta y me dispuse a leer, para mi disgusto la carta se hallaba manchada, lo cual me complicaba la lectura de la misma.
“ Josephin
Tengo poco tiempo, en 3 días iré a buscarte, ojalá llegue a tiempo. No acudas a la policía aún, estoy metida en muchos líos  y debo resolverlos. Cuidado con Williams, no te compadezcas de él, porque aún no sabes que puede llegar a hacer
Margaret”
Me quedé pensando en esta carta por un buen tiempo al igual que los nombres”mmm….Margaret…Josephin…”, entonces me dispuse a ver más detenido las fotos y buscar alguna huella que me diera algún indicio… pero no hallé nada…Me metí la mano en el bolsillo para encender un cigarrillo y lo único que saqué fue un pedazo de cuerda de color azul marino.

A la mañana siguiente me fui de allí hacia el despacho del comisario Brown, ya que quería hacerles preguntas sobre el caso y todavía rondaba por mi mente la rapidez en la que me lo había asignado, no me sentía capacitado para seguir, además de que me tenía inquieto. En el trayecto me perdí, no podía recordar la dirección de la comisaria y mucho menos la ruta, así que extrañado por mi reacción  volví  a la mansión.
Abrí la puerta y entré. Justo en el instante que puse un pie en el hogar, escuche pasos en el segundo piso, entonces saqué mi arma y me dirigí con precaución  hacia allí. Los pasos venían de la habitación de las niñas, al entrar observe al ama de llaves, una mujer de tez oscura y aspecto tosco, inmediatamente se me vino a la cabeza su nombre; “Margaret”. Apenas me vio, dio un grito pidiendo ayuda. De pronto, por la puerta de la habitación entraron 16 policías de los cuales no conocía a ninguno. No entendía, les gritaba que era policía que me soltaran, pero no lo hacían.
De tanta resistencia que puse, me dieron un golpe en el cual quede inconsciente por unos minutos; los cuales me iluminaron y me dieron las respuestas a todas mis incógnitas Entre en una situación emocional fuerte, que me jugó en contra, ya que dentro del cerebro humano hay un centro de las emociones y otro de control, dentro de este último funciona el pensamiento encargado de controlar los sentimientos. En este sentido la emoción actúa como un acelerador y el pensamiento es el freno a esa emoción, pero si el freno falla, se atraviesan los límites que cortan el entendimiento y dejan a la persona secuestrada por la emoción. En ese momento me encontrada secuestrado por la ira y la frustración hasta el punto de volverme loco.
Me llamo Barry Williams, era esposo de Edith Cushing y soy padre de dos hijas de 4 años…tengo esquizofrenia… yo las maté.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2018 ⏰

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