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Tortura, abandono, lágrimas, objeto... Un niño.

-"Eres una maldita rata asquerosa, por eso mismo tú perteneces a la calle"- Recuerda las palabras de sus padres antes de ser abandonado en el mismo infierno a los tres años de edad.

Recuerda perfectamente la manera en la que lo violaron, millones de veces, por pagar las malditas deudas que tenían sus padres.

Recuerda las veces que fue golpeado y azotado.
A diferencia de otros niños, él no recibió educación, sin embargo, cuando fue creciendo, iba comprendiendo que lo que hicieron sus padres estaba mal.

Trabajar para el narcotráfico esta mal, ganan dinero fácilmente y rápido... Pero las deudas después son las que duelen y no puedes pagar.

A pesar de todo el maltrato que recibió Jooheon por parte de millones de personas, pudo salir adelante. Estudiar, encontrar un trabajo sencillo pero que le encantaba, una casa, ropa, dinero suficiente para pagar cosas extras...

-Honey!~- Gritó uno de esos idiotas acercándose hasta Jooheon con una sonrisa pícara.

-Qué quieres?- Mentiría si decía que no se estaba muriendo del miedo, pero necesitaba mostrarse fuerte para que nada le pasara.

-Llevas ropa muy ajustada, bebé- Apretó los glúteos de Lee haciendo que este retrocediera retirando la mano del chico de su cuerpo.
El trabajo exigía eso, ropa negra y ajustada.

-Idiota...

-Solo será un minuto, anda, sé que quieres, amor- Rápidamente como Jooheon se alejó, el otro ya estaba tomándolo de la cadera y apegando su cuerpo al de hoyuelos.

-No soy tu tipo... A ti te gustan los pasivos... O acaso quieres ser pasivo???- Jooheon se atrevió a lanzar aquellas palabras, pues él solo era activo en la cama.

-Por qué no probar de otra cosa? Eres Lee Jooheon, la abejita más dulce... Quiero saber la razón del por qué te llaman Honey... Quiero probar la dulzura que llevas aquí abajo...- Apretó y acarició el miembro de Jooheon.

-Que te alejes!!- Empujó al chico lo más fuerte que podía, pues ahora mismo su cuerpo se sentía débil.

Corrió rápidamente hacia su casa, no soportaba que lo trataran de esa manera... De hecho, ¿A quién le gusta que lo traten de esa manera?

Subió hasta su habitación y se dispuso a llorar con fuerza.
A pesar de que había crecido con personas que sabían pelear, manejar armas... Nadie lo había enseñado a defenderse, a golpear.
Era totalmente débil en ese tipo de situaciones, no sabia manejarlas con tranquilidad, mucho menos con paciencia.

Estaba superando todo lo que había pasado de pequeño, pero un insignificante detalle como el que acababa de pasar y todo se arruinaba, pues al parecer iba a ser un trauma que nunca olvidaría.
Algo que nunca podrá superar.

Fue millones de veces con psicólogos... Miles de psicólogos, y ninguno lo ha ayudado verdaderamente.

Algo lo distrajo de sus pensamientos. Alguien tocando la puerta de su casa débilmente, como si de un niño pequeño se tratara.

Limpió sus lágrimas lentamente mientras se ponía de pie y bajaba las escaleras.
Abrió la puerta y sí... Se trataba de un niño.
Tal vez cuatro años de edad, más o menos.

-A-ayudame... M-mi mami me esta gritando cosas malas y me esta pegando~- Dijo mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas.

Jooheon frunció el ceño levemente mientras miraba al niño sollozar.
Claro, ¿Por qué ayudarlo? No le deben de importar los asuntos de los demás.

Pero ver el rostro del niño y sus manitas le daban tanta ternura, no podría dejarlo.
Escuchó una voz de mujer a lo lejos gritando puras maldiciones, groserías que el niño no debía de escuchar.

Lo tomó en brazos lo más rápido que pudo, lo metió dentro de la casa y cerró la puerta con llave y bastante bien asegurada para después retroceder lentamente pasando saliva con fuerza.

-Sh-shhhh~- Susurró Jooheon al pequeño, quien se abrazaba al cuello del mayor.
La madre tocó una vez la puerta de la casa de Lee, haciendo que sus piernas empezaran a temblar del miedo.

Cerró los ojos con fuerza intentando alejar todas esas lágrimas que pedían a gritos salir, pero que sin duda Jooheon no las dejaría libres.

Mantuvo su respiración durante un instante, hasta que escuchó como la madre del niño se retiraba, escuchando al final un "Ya no te quiero, pequeño bicho"

Eso le rompió el corazón sin duda... ¿Cómo se le podría llamar "madre" a una mujer como ella?

-Tranquilo... Todo esta bien, no pasa nada, pequeño~- Jooheon miró el rostro del niño y limpió sus pequeñas lágrimas con sus pulgares.

-M-mi mami ya no me quiere... Mi papi me abandonó~- Suspiró entrecortadamente, pues algunos sollozos seguían presentes.

-Hey... Pequeño... Todo estará bien... Si?- La verdad es que ni el mismo Jooheon sabia la respuesta a aquello.

El niño miró a Jooheon y rápidamente una sonrisa apareció en su rostro, pues tal vez estaba viendo a un ángel frente a él, a su salvador... Tal vez a su próximo papá.

-T-tu... P-puedes s-ser mi papi?~- Talló sus ojitos haciendo que Jooheon hiciera una mueca de ternura. Pero no sabía que responder a esa pregunta.
Nunca había cuidado de un niño, y a eso le sumaba que no sabia como hacerlo.

-Ven... Vamos a dormir... Necesitas descansar~- Jooheon cargó nuevamente al niño, quien al instante se abrazó del cuello del mayor recargándose en su hombro.

Subió hasta la habitación, dejó al niño en la cama y lo cubrió bastante bien con la manta, pero había caído en la cuenta de que el pequeño ya estaba dormido.
Sonrió levemente al ver que el niño era tan tierno y lindo a la vez.

¿Cómo alguien podría haberlo abandonado?
¿Cómo alguien se atrevió a dejarlo así?
¿Por qué sus padres fueron tan crueles?

Pero espera... Esas preguntas ya no sabia si eran dirigidas para el niño o para Jooheon.

Espera... ¿Por qué tendría que cuidar y ayudar a ese niño cuando nadie lo ayudó a él? ¿Por qué hacerlo?
¿Por qué darle hogar al niño si nadie le dio uno a Jooheon?
¿Por qué no dejarlo en la calle como lo hicieron con Jooheon?

Todas esas preguntas invadían la cabeza de Lee, sus lágrimas se derramaban por sus mejillas mientras miraba al niño.

¿Por qué ser bueno con los demás si nadie fue bueno con Lee Jooheon?

Alone ; Lee Jooheon (O.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora