𝐓𝐫𝐢𝐜𝐤 𝐎𝐫 𝐓𝐫𝐞𝐚𝐭 • [𝐓𝐚𝐞𝐊𝐨𝐨𝐤]. 𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚

"Trick_Or_Treat"

Mi uña estaba completamente arruinada al ver que había llegado a la carne de tanto morderla. Sentía mi corazón querer salir desbocado por mi boca, una horrenda sensación mientras veía a los chicos sacar las linternas.

Yo lo sabía, la abuelita Lee no me decía las cosas por gusto, que aunque no tendría porque estármelo creyendo sabía que tenía esa pisca de verdad. ¿Por qué no había traído la moneda que siempre tenía en mi bolsillo? Pues ya mi nuca se sentía erizar con el frío aire de otoño imaginando a un no vivo detrás de mí, mientras yo andaba metido en un cementerio sin haber presignado antes de entrar.

—TaeHyung, ¿qué esperas? Los muertos no vendrán a por ti.

NamJoon, simplemente verle soltando tales barbaridades de chico valentón me daban parálisis. Después del Halloween pasado en el que me encontré un anillo en aquel roscón de frutas, y la abuelita me dijo que según mitos encontraría al amor de mi vida, yo no dudaba en que Nam era esa persona.

Pero dejando eso de lado, tampoco debía haberme metido dentro del plan para juzgar con mis propios ojos algo que no quería ver. Mitos y leyendas, nuestro cementerio portaba la famosa casa de JungKook-o'-lantern. ¿Alguien sabe su historia? ¿De aquel hombre tacaño y frívolo que término divagando entre los mundos del cielo y el infierno? ¿Aquel qué se dice que hizo tratos con el diablo? Pues ese mismo era el que los idiotas de mis amigos querían desafiar irrumpiendo en su casa. Según dicho por los ancianos de nuestro pueblo, estaba embrujada y cada noche de muertos él regresaba, con la disposición de crear muertes y tragedias en nuestro villorrio.

Fui empujado por Jimin, despertándome de la rara sensación de embobamiento. Me dedicó una sonrisa entregándome una linterna. ¡Oh dios!, ¿por qué una linterna?

—¿J-Jimin, no tendrás una calabaza por ahí?

—¿Para qué quieres una? —frunció el ceño. Mordí mi labio con una sonrisilla mientras negaba.

Jimin asintió castamente, uniéndose al grupo. Tocaron el gran portón de madera con talladuras que parecías comida para comejenes, viéndose las figuras todas ahuecadas. Trague duro, nuevamente esa brisa fría de otoño ventiló por la zona.

—Ya sabía yo que aquí no había nada. —Nam habló por sobre todos, sentí una especie de gracia sádica en su voz.

La deteriorada puerta chilló al abrirse, dejando a NamJoon con las palabras en la boca. No hubo más murmuros, solo el sonido del viento y la penumbra consumiendo el interior del lóbrego lugar. YoonGi encendió la linterna, dejando ver polvo, cortinas nítidas con agujeros, alfombras, un feo suelo de madera húmeda y una gran escalera al final.

Los chicos comenzaron a entrar, dejándome atrás, donde creía haber echado raíces sobre el suelo frente a la casa, acompañando al horrible árbol de manzana a su lado.

Desde que divise semejante lugar había comenzado a tener malas vibras. Corrí junto a ellos, sintiendo el rechinar de las escaleras del porche crujir a mis pasos.

—¡Hey! ¿Y lo de truco o trato? —dije dando mi primer paso hacia la casa. La puerta a mis espaldas resonó cerrándose y el polvo descendió de las tablillas del segundo piso haciéndome toser.

—¿Comenzamos por la segunda planta?.

—Detrás de ti NamJoon. —la mano de Jin reposó sobre la cadera del moreno haciéndome sentir cierto recelo.

Colándome junto al grupo subí junto a los chicos, apegándome un tanto a HoSeok que no había hablado en toda la noche, viendo como mordía la carne interior de su mejilla.

—¿Estás bien Hobi? —le pregunté, acariciando su espalda en un gesto de subida y bajada. Él se sobresalto por el tacto y luego asintió.

Las penumbras del segundo piso me dejaron sin aire. Sentir las malas vibras de la noche de muertos me seguía picando en la cabeza. El pasillo de cinco puertas, todas parecían esconder un secreto dentro de ellas. Los chicos se comenzaron por la primera a su derecha, rompiendo el pomo de esta al verse atascada. Parecía ser la antigua biblioteca del domicilio.