Tal como era de esperar la casa de Ambar era el típico hogar de clase alta. Tenía una entrada imponente con una enorme puerta de madera, dos pisos que ocupaban un frente de al menos treinta metros, ventanales a puro blindex, un portón metálico con entrada para dos autos. En definitiva, lo esperable para alguien que pertenecía al grupo Elite del Ateneo.
Naturalmente no había de tener ningún problema en la vida nada mas que pensar en el maquillaje y en el peinado, pensé. Mi idea para este encuentro era algo bien express, un neutral intercambio de especies. En mi mochila tenía preparado el cuaderno con las fórmulas listo para efectuar el trueque a la espera de oir el mejor plan del universo para salvar a Guille del martirio del rumoreo.
¡Nada mas que eso! me repetí una y otra vez mientras hice sonar el timbre frenéticamente.
—¿Quien es?—. Escuché detrás de la puerta una voz infantil.
—Soy Nina...Franco —titubeé.
Ambar abrió la puerta con un look muy deportivo. Detrás de ella saltaron dos niños igualitos llenos de rulos dorados, de alrededor 8 años. Se sumó a e ellos otra niña mas pequeña salticando como pikachú.
—¡Hola Nina Franco! —dijeron al unísono los tres dorados.
Otro niño en silla de ruedas se sumó desde un pasillo al recibimiento. Quedé sorprendida por todo el barullo e intrigada por su presencia.
—Ellos son mis hermanos, gemelos por cierto: Ian y Tony. Ella es Rita, la diablita de la familia y el es Juan, el mejor de todos —señaló al niño que estaba en la silla. Su sonrisa era angelada.
—¡Ah, que sorpresa, no sabía que eran tantos, ni te imaginaba de niñera! —dije graciosa.
El gesto despreocupado habitual en Ambar cambió de repente.
—Siempre... desde que se fue mamá.
Quedé petrificada. La noticia me cayó como un baldazo de agua fría.
—Ah, perdón no sabía —Me disculpé avergonzada.
—Esta bien, no tenes porque saber que ella se fue al cielo hace un par de años atrás. —Su rostro registró una tristeza imperceptible .
¡Una tristeza enorme me invadió! la culpa comenzó a carcomerme un poco por haberme precipitado con el comentario.
—Bueno ustedes, se quedan jugando a la Play acá. Hoy es día de Pac man —enunció buscando cambiar el clima.
—¡Bien! —gritó Rita y se tiró en el sillón.
Todo volvió a la normalidad. El rostro de Ambar a cara lavada presentaba una belleza mas profunda todavía.
—¡Vení! —Me hizo un gesto burlesco con la mano desde el primer escalón de una escalera interminable.
La seguí cabizbaja todavía sin emitir palabra y llegamos a la puerta de su habitación. Hubiera imaginado que detrás de ella me encontraría con el cuarto de Barbie Caribean, pero prefirí no hacerlo. Mis prejuicios no me llevaban a ningún buen puerto hoy.
—¡Bienvenida a mi guarida! —Abrió la puerta de par en par.
El cuarto estaba íntegramente ploteado y pintado con escenas de comics, la mayoría de Marvel. Había heroínas en todas las paredes. Una gigantografía de Black Widow (Natasha Romanov, villana de avengers) encandiló mi atención. Un escritorio larguisimo recorría de punta a punta oficiando de biblioteca, lleno de reliquias de sus personajes preferidos obviamente. ¡Esto era genial!
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Las Chicas solo quieren divertirse
Teen FictionNina ama a las estadísticas y a sus particulares amigas, tanto como odia a las "superpoderosas" del Ateneo Nacional y las injusticias de Ambar, la reina de ellas. Nina es capaz de contestar con holgura cualquier pregunta de física cuántica, aunque...