Capítulo 15

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Tenía más ganas de pintar que nunca, y el pincel corría por la tela plasmando una infinidad de colores a su paso. ¿Era por el sexo increíble que había tenido con James durante el fin de semana? No, y no quería reducirlo sólo a eso. Había tenido sexo fantástico otras veces y no había sido motivo de ninguna inspiración, aunque definitivamente James estaba en el puesto número uno de mi ranking personal. Bebí de mi café y me alejé para mirar mi trabajo con más detenimiento, mientras en el aire sonaba "It runs through me", de Tom Misch, y mi pie se movía sin darme cuenta, al ritmo de la música.

Sus labios me sorprendieron al estampar un sonoro beso en la base de mi cuello, y salté, volcando el café por completo.

-¡Mierda! -grité.

Su carcajada retumbó por sobre la música.

-¿Tienes cosquillas?

-Claro que tengo cosquillas, pero no fue sólo eso. ¡Me asustaste!

-Me desperté y no estabas -me rodeó con los brazos la cintura, hundiendo su nariz en mi pelo.

-Ya ves, aquí estoy... -le contesté, sacudiendo mi mano que chorreaba café. Me moví para soltarme de su abrazo y fui a la cocina.

Me sentía extraña. Nunca nadie se quedaba a dormir, pero después de nuestra charla en la acera se sintió natural que él lo hiciera. Y se sintió natural para mí hacerlo. Ahora, a la luz de la tarde, mis defensas volvían a subir un poco, y me sentía rara, con una mezcla perfecta de vergüenza y temor que se volvían incomodidad. Quizás eso era lo que me había impedido, todavía, mirarlo de frente.

-¿Quieres café? -le dije mientras me lavaba las manos.

-Claro.

Mientras servía la taza lo miré acercarse a mi pintura. Se detuvo a observarla con una gran concentración. Estaba descalzo, con sus pantalones grises de jogging cayéndole perfectamente en sus caderas, y sin camiseta.

Suspiré.

Juro que suspiré.

Sacudí la cabeza, y me acerqué ofreciéndole la taza de café.

-Es algo nuevo que estoy intentando para mi próxima serie de pinturas. No está terminado -le resté importancia, a pesar de que estaba muy contenta con lo que estaba logrando.

-Es muy bueno. Es todo un cambio -no quitó la vista de la tela mientras me hablaba y bebía un sorbo de su taza.

-Si, no lo se. Es muy distinto a lo que vengo haciendo, es algo que tenía rondando en mi cabeza hacía un tiempo. No lo sé. No está...

-Si, lo dijiste, lo sé. Eso no importa, Mia. Acepta que es muy bueno.

-Es tu opinión, y te agradezco...

-Acepta que es muy bueno -se giró para ponerse frente a mí, sonriendo.

-No sé si es bueno, James.

-Acepta que es muy bueno. Dilo.

-¿Qué?

-Dilo. Di, "mi trabajo es muy bueno".

-No haré eso.

-Dilo -dejó el café sobre la mesa y puso sus manos en la cintura, parándose erguido frente a mí. Sus ojos brillaban y sus hermosos labios se curvaban levemente.

-No -bebí de la taza, apenas asomando los ojos por encima. Quería ocultar mi sonrisa.

-Mía... -caminó un paso y se acercó a mi- ¿Sabes que tu trabajo es bueno? ¿Sabes que tienes talento?

Dos corazones en guardiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora