❁egotistic.[[k.m.]]❁ O.S.

haz lo que quieras

La música estaba embriagante, todos se encontraban saltando y festejando por quién sabe que motivo, en realidad nunca había motivo; sólo desenfreno y alcohol.

El perfecto fin de semana cliché que todo adolescente desea.

Excepto por dos cosas: no era un adolescente, ni tampoco la estaba pasando bien.

De hecho, tanto alboroto a su alrededor le causaba malestar, tenía mucho que procesar si es que aún no lo había aceptado. Creía que estar en aquel ambiente le ayudaría a poner sus pensamientos en orden, e inclusive buscar alguna solución. Sin embargo; era una pérdida de tiempo, ya que siempre regresaba al mismo lugar.

Su novio Jimin lo había terminado hace menos de dos meses, y ahora lo veía de lejos, comiéndose la boca con aquel hombre extraño. Dándole la total libertad de pasar sus manos por todo su delicado cuerpo, que antes le pertenecía. Dejando que sus dulces labios besaran los contrarios con ferocidad, y a pesar de que era consciente el masoquismo que llevaba verlo con otro, no hizo ademán de moverse.

Jungkook seguía intentado ordenar los sucesos de esas últimas semanas, en donde su mundo se vino más abajo que sus calificaciones en la universidad, y aunque le doliese aceptarlo, todo era culpa suya.

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– ¿Una relación abierta? – preguntó el pequeño rubio dejando su taza de café para ver a su novio, quien estaba decidido.

Jimin no lo entendía, ¿por qué de repente Jungkook le propondría algo tan liberal? Habían pasado ya dos años juntos sin ningún problema, salvo algunas peleas ocasionadas por los vicios del castaño, entre ellas el alcohol, el cigarro y las fiestas. Cuando se conocieron en ningún momento creyeron llegar tan lejos como para establecer una relación formal. Es más, todos sus conocidos alegaban que no llegarían ni siquiera a un mes juntos; ya que a la vista de los demás, ambos eran como agua y aceite. Diferentes si, pero se complementaban a la perfección, o eso era lo que pensaba Jimin.

Jungkook era un chico que disfrutaba de los pequeños placeres de la vida; le gustaba embriagarse hasta perder el conocimiento, las carreras callejeras a las que siempre asistía, y donde apostaba casi la mitad del dinero que sus padres le daban para la universidad, en la cual su matrícula prendaba de un hilo. Todo era un desastre hasta que conoció a Park Jimin; un chico dos años mayor que él que casualmente era también su superior en la carrera. A Jimin también le gustaba disfrutar de su juventud, pero se tomaba su futuro muy en serio, un chico centrado, orgullo de sus maestros y admiración de sus menores. Cuando empezaron a salir, todo comenzó a mejorar, Jungkook por lo menos ya tenía control de algunos de sus vicios, y Jimin salía con él a aquellos bares y clubes exóticos. Ambos estaban bien en sus estudios, y se querían lo suficiente para poder mantener su relación dos años estables.

Por eso, al oír la propuesta del menor, se preocupó por su noviazgo.

– ¿A qué viene eso Jungkook? ¿N-no te gusta como estamos ahora...? – Jimin se puso nervioso y bajaba la intensidad de su voz mientras jugaba con sus deditos debajo de la mesa.

– No es eso, va al hecho de que ya no hay mucha emoción en esto, se ha vuelto monótono, y aburrido, sabes que te quiero pero me gustaría poder experimentar con algo más... intenso – le responde Jungkook tomando un sorbo de su cerveza, lo había citado en uno de esos bares de mala muerte a los que amaba ir, pero que a su novio le daban asco.

– N-no lo sé...

Y en serio no lo sabía, era la primera vez que escuchaba algo así, tenía mucho miedo de perder a Jungkook, porque era consciente de en que se basaba una relación abierta. Se imagino a su novio abrazando a otro, dándole aquellos mimos de los que se acostumbro tanto, susurrandole cosas lindas al oído, besando sus labios de la misma forma que lo hacía con él, haciéndole el amor como tanto disfrutaba en su intimidad. Estaba asustado; pero si se negaba temía que Jungkook lo dejara. No tenía opción, aparte según el, si Jungkook estaba feliz, el podría aguantarlo hasta que se contagiara de su felicidad.