Narra Claín
-A donde la llevo señorita.- dice mientras me mira por el retrovisor.
- Muy gracioso, a ningún lado. ¿Qué haces aquí?- digo fingiendo desconfianza.
- También me alegra verte.- responde con una sonrisa.- ¿Te sorprendí?
- Demasiado mira como grito de la euforia, a todo esto ¿Me vas a secuestrar?- pregunte divertida entrecerrando los ojos.- Lo digo porque contigo nunca se sabe Santi.
-JAJAJA, eso depende de ti, si quieres te secuestro.- manifiesta levantando las cejas de forma coqueta.- Ven, pasa a adelante.
-Ya, corriendo voy a pasarme a adelante.- digo sarcásticamente.- Por cierto ¿Dónde está Fran?
- Si vienes, te lo digo.- responde de forma infantil señalando el asiento de copiloto.
Debatiéndome entre hacerlo o no, veo como baja del auto para luego ver como aparece en mi campo visual abriéndome la puerta para poder pasarme hacia el asiento delantero. Entonces sin pensarlo tomo la mano que me ha extendido para ayudarme a bajar, esto genera un reacción de satisfacción que se refleja en su rosto. Ya ubicada en la parte delantera veo como él regresa a su lugar.
Me queda mirando fijamente y comienza a acercarse poco a poco. Espera, ¡¿Por qué se está acercando?! ¿Qué debería hacer? ¿Debería dejar que pase? ¿Pero que me pasa? ¡Claro que no debe pasar! Aunque es muy guapo, que diablos estoy diciendo. Eso está mal, muy mal. Escucho un ruido que me saca de mis pensamientos. Era el cinturón de seguridad, solo quería ponerme el cinturón de seguridad.
-Ya estamos listos.- dice Santiago sonriéndome.
Mientras él me observa con cierta gracia, me doy cuenta que va vestido con un traje gris impecable. Si no supiera que es abogado, podría jurar que es un modelo de talla internacional.
-Claín, Tierra llamando a Claín- dice el castaño, sacándome así de mis pensamientos.
-Claín se encuentra en Marte, volver dentro de cien años.- respondí mirándolo.
-Ya no te digo que paso con Fran por chistosa.- dice con tono ofendido para luego sonreír.
-Está bien, lo siento pero fue inevitable.- sonrió.- ¿Qué paso con Fran?
-Nada malo, solo le ofrecí un día libre.- sonríe.- Primero se negó, pero yo tengo mis trucos. Y así fue como termine aquí.- concluye guiñándome un ojo.
-Conozco a Fran, él no cedería.- digo pensativa.- ¡Lo has matado! No hay otra explicación.- digo con fingido horror.- ¡Te denunciare! Eso es un crimen, tú estás lo...
Iba a seguir gritando cuando una pequeña gomita en mi boca detuvo mi pequeño drama. Además de que debido a esa acción, él había quedado muy cerca de mí. Podía percibir su perfume; era un aroma fuerte, varonil y embriagante; diferente a cualquier otro que ya hubiera percibido antes, este tenía algo que lo volvía el perfume perfecto ya que no me llegaba a fastidiar sino todo lo contrario me gustaba.
-Fran me sugirió traer golosinas, ahora entiendo porque.- dijo recobrando su postura.- Y no lo he matado, simplemente lo convencí.- sonrío.- ¿Siempre se te ocurren esa clase de ideas? La loca aquí es otra.- concluyó moviendo su cabeza hacia mí.
-No estoy loca, bueno tal vez un poco pero no se lo digas a nadie.- digo guiñándole un ojo.- Pero fue lo primero que se me vino a la mente.- digo encogiéndome de hombros.
-Eres una muy extraña criatura sin duda alguna.- me mira mientras ríe.- ¿Dónde quieres que almorcemos?
-¿Quién te ha dicho que vamos a almorzar juntos?- cuestiono.
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Claín, fuego congelado
Teen FictionEnamorarse debería ser fácil, después de todo, el "amor" es el sentimiento más sublime que existe en el universo. Pero, siempre hay un pero, el enamoramiento es un fastidio algo tan complicado. Ella una chica poco común con una vida menos común. Él...