Parte única

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¡Hola! He vuelto. Esta vez traigo un oneshot que espero que os guste mucho <3, ya me contareis.

IMPORTANTE: esto está marcado con contenido explícito y tiene un candado por obvias razones. Hay contenido sexual descrito explícitamente a continuación. Agoney, si has llegado hasta aquí, da media vuelta, por favor te lo pido. Por otra parte, si me entero de que alguien está filtrándolo (y me voy a enterar) vamos a tener problemas. Si no te sientes lo suficientemente maduro/madura para leer esto, NO LO LEAS. No lo compartas al público, respeta mis decisiones.
No voy a tolerar insultos o malos comentarios, así que abstente de hacerlos, por favor.

Dicho esto, espero que lo disfrutéis muchísimo, de corazón.

***

Es viernes por la mañana, doce de octubre, cuando el avión aterriza en Madrid. Agoney ha dormido apenas tres horas, pero su cuerpo aún conserva toda la energía de la noche anterior. La noche de su primer concierto en solitario.

Ha vivido tantas experiencias en el transcurso de las últimas veinticuatro horas que se siente agotado emocionalmente.  Satisfacción, por lograr sus metas; orgullo, por haber trabajado tanto, entrenando su voz y ensayando esos pasos de baile mil veces porque no, nadie puede mover el culo así sin ensayar; tristeza, por el dolor de ver un hueco vacío entre el público que pertenece a la mujer más importante de su vida; felicidad, por todo el cariño que recibe día a día, noche a noche.

Pero ese cansancio mental no empaña el calor que siente por todo el cuerpo. Le sorprendió, al principio. Raoul, el rey de los párrafos moñas en WhatsApp media hora antes de que salga a cantar – y da igual que vaya a cantar una canción o veinticinco – había despertado a la bestia. Hasta las nueve de la noche todo era normal. Su conversación estaba llena de corazones amarillos y emoticonos de bíceps y besitos, de frases de ánimo y aliento. Luego, paró. Agoney salió a cantar. Y cuando regresó, horas más tarde, y abrió la aplicación... Bueno, decir que se sorprendió sería un eufemismo.

"Voy a verte por Periscope, que hay gente haciendo directo".

"¡¡Qué pasada, Ago!!".

"Espero que hayas calentado bien la voz y los músculos".

"Por lo que veo, caliente estás".

"Agoney, ¿te acabas de poner palote cantando Love on the brain?"

"Oh, dios mío. Estás cachondo".

"Tienes la polla dura delante de miles de personas, estoy flipando".

"Mierda...".

"Yo también".

"Me cago en la puta, Agoney. Es que me cago en todos mis muertos".

"Me voy a hacer una puta paja mientras te veo cantar, esto es surrealista".

"Ojalá estuvieras aquí. Uf..."

Y ya no hay más. La conversación termina ahí, porque el canario no sabe qué narices tiene que contestar a eso. Han pasado horas y no tiene ni idea, y sigue releyendo los mensajes uno a uno mientras espera a que se abra la puerta del avión. Da las gracias a aquella persona que le regaló un protector de pantalla anti-espía, porque supone que estar leyendo a su novio famoso cachondo en público no es muy correcto.

Pero ya todo le da igual, porque lleva horas reprimiéndose. Primero, frente a Glenda, que le miraba extrañada en la cena después del concierto, y le preguntó varias veces si se encontraba bien, si no tendría fiebre. Lo que le pasaba era que tenía un calentón que no se iba a bajar con facilidad, pero su hermana no necesitaba escuchar eso. Luego, frente a todos los fans (y no tan fans) que le esperaron en el aeropuerto para hacerse fotos y darles regalos, cuando lo único que quería en ese momento era a Raoul con un puto lazo rojo atado en el cuello. Y nada más. Por último, frente a la agradable señora que se había sentado a su lado en el avión, preocupada porque hacía mucho viento y le daban miedo las turbulencias.

ESCALA EN MADRID | ragoney (oneshot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora