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Ese día en que dejé mi dignidad de lado y te hice una invitación para dormir conmigo, fue en realidad, una invitación para verte dormir.
Sí, mi intención era sentirme importante para vos.
Sabía que mientras dejabas tu cuerpo sumirse en el sueño te convertías en una persona débil, sensible, vulnerable a cualquier peligro.
Yo estaba a tu lado para cuidarte de todos los males que podían acecharte mientras descansabas.
Me sentía tan grande para vos, como si mi misión en el mundo fuera la de cuidarte, como si yo fuera un escudo que te protegía de cualquier mal.
En un momento me abrazaste, quizá sentiste mi cuerpo ajeno o, quizá, dormido me amabas.
Disculpa si dejé caer unas lágrimas sobre tu cuerpo, no quiero despertarte, porque tengo miedo que, al abrir los ojos y vuelvas a ser vos, mi presencia sea irrelevante y yo, ya no pueda cuidarte de todo aquello que pueda derrumbarte.

Cuidarte durmiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora