Capítulo 39

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Los minutos pasaban, las horas nos indicaban que el sol se ponía y llegaba de nuevo la noche y aún seguíamos sin saber nada sobre Alois.
Todos estábamos preocupados por mi primo.
Yo intentaba obtener noticias a través de Karl. Y ni eso.
No podía verme quieto, el no hacer nada me desesperaba y acabaría por volverme loco.
Y entonces, tras hacer varias llamadas, por fin obtuvimos noticias sobre Alois.

De inmediato, fuimos todos hacia el hospital donde un doctor habló con nosotros sobre el estado de Alois.
Por suerte, solo recibió un disparo en el hombro y tras haberle extraído la bala, la operación fue un éxito.
Ahora sólo quedaba esperar que Alois saliera de cuidados intensivos, si no había ninguna anomalía, pronto estaría en casa.

Mientras Matilde, Laura y Estrella esperan impacientes tener alguna noticia referente Alois, yo hablo con Karl.
El guardaespaldas y hombre de confianza de mi abuelo me comunica que la banda de "Tololo" tienen a mí abuelo y piden demasiado dinero a cambio de su vida.

Volteo mi cara mirando a lo lejos las tres mujeres que están sentadas abrazadas preocupadas por la recuperación de Alois.
Miro de nuevo a Karl, el hombre aún sigue mirándome esperando una respuesta.

— ¿De cuánto dinero estamos hablando? — Pregunto cerrando mis ojos esperando poder hacer las cosas bien.

— Millones Héctor y toda la mercancía que tenía y debía de recibir de tú abuelo.

— ¿ Qué mercancía debía recibir mi abuelo? —  Desde luego todo esto me parece surrealista, yo aquí en mitad de un conflicto entre bandas.
Y lo peor de todo, que estos narcotráficantes no se andan con rodeos a la hora de ajustar cuentas y más tratándose que mi abuelo se ha quedado con una gran parte de la mercancía que debía ir a parar a las manos de "Tololo", mi abuelo se quedó con una parte que no le corresponde y encima casi ha expuesto la vida de mi primo.
Perfecto, ahora no sé concretamente que camino debo tomar.
Continúo hablando con Karl intentando llegar al punto clave de toda esta situación y poder rescatar a mi abuelo.

Me siento perdido  en una maraña de dudas y de ingenuedad.
Hemos sido desde niños los nietos ejemplares porque hacíamos lo que mi abuelo nos exigía hacer lo correcto, nunca le importó nuestros sentimientos, jamás se paró a preguntarnos cuales son nuestros sueños.
De siempre teníamos que ser los nietos educados los cuales debían de portarse bien aunque por dentro detestamos toda aquella situación.

Y ahora, ver Alois tumbado en la cama, con el suero puesto, su rostro amoratado, medio cuerpo vendado...se me llena el corazón de angustia y tristeza.
¿Cómo han podido llegar las cosas a este punto?
¿Qué tenemos que ver Alois y yo con los asuntos de mi abuelo?

Salgo de la habitación percibiendo una fina capa de tristeza, la cual me arropa tapando de algún modo mis pensamientos.
No sé qué es lo más correcto que debo hacer. Sé que debo hacer lo posible por sacar de ese apuro a mi abuelo, pero por otro lado no deseo que me pase lo mismo que Alois.
Gracias a Dios que está bien.

Hago varias llamadas a Karl, él, me cuenta todo lo que está sucediendo.
Decidido a velar por la seguridad de mi abuelo termino por reunirme con Karl en un lugar apartado rodeado de naturaleza donde nadie pueda escuchar la conversación.

— Sabes algo sobre el paradero de mí abuelo. — Una pregunta un poco absurda, pero no se me ocurría otra frase para poder aliviar mi preocupación.

— En verdad señor Irzu, no sabemos nada respecto al paradero de su abuelo. Lo único que estábamos trabajando es en poder hacer un trato con los hombres de  "Tololo".

QUERER, NO ES OBLIGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora