Ella llevaba un recatado vestido negro, él una impoluta camisa blanca. Ella lloraba sin pudor, él sonreía tristemente. Ella alzó la vista de la tumba, él la miró atravesándola con su mirada oscura.
Emma sintió cómo el suelo se hundía bajo sus pies. La falsa calma que la acompañaba había desaparecido, y la incertidumbre se apoderó de su lugar. Ella lo miró, suplicando por ayuda, pero él solo se dio la vuelta y se marchó.
¿Era demasiado tarde?
Él se encerró en su pequeña torre, dejando que la desgarradora tristeza saliera. De todas las personas que existían, ¿debía enamorarse de su hermano? Lo más doloroso es que acababa de encontrarlo cuando lo perdió, y esta vez, para siempre.
Recordó cuando ella lo había salvado. Gracias a ella, había encontrado una familia que lo amara, aunque para eso debía perder lo único que tenía: su hermano.
Ella iba todos los sábados a cambiar las flores de Cristopher y aprovechaba para contarle lo que había hecho.
"¿Sabes, ayer fui a trabajar como en un día normal? Pero al salir comenzó a llover, de esa lluvia fina de la que te encantaba empaparte", sonrió tristemente al recordar todas las tardes en las que él la había hecho girar bajo la lluvia, empapándola poco a poco. "Y cuando fui a arrancar el coche ¡PUM! El motor petó, así que tuve que venir andando, y no estás precisamente cerca de casa, ¿sabes?"
"Te dije en su día que ese cacharro acabaría por romperse", ella se giró lentamente, reconoció esa profunda voz y no pudo evitar sonreír al verlo. "Hola, Emma."
"Alaric", fue todo lo que pudo murmurar. Se levantó lentamente y se giró, quedando frente a él. "Ho... ho... hola", tartamudeó sorprendida al ver que él le apartaba un sedoso mechón del rostro.
"Veo que todavía no sabes quién era Cristopher." Emma inclinó el rostro, intentando adivinar de qué se trataba, hasta que finalmente en un susurro él confesó, "Era mi hermano, el que mi madre prefirió."
Ella quedó muda ante la declaración. Parecía que el mundo se había vuelto a abrir y esta vez la grieta era tan profunda que no pudo evitar caer. Sintió unos cálidos brazos sujetarla cuando sus piernas se negaron a hacerlo, sintió unos trémulos labios en su coronilla y empezó a llorar.
Ambos lloraban; ella por todas esas cosas que nunca serían y él por todas esas cosas que nunca fueron.
Él sujetó su cabeza firmemente y bañados en lágrimas la besó, con desesperación y rabia, con odio y culpa, pero sobre todo con amor, mucho amor.
Ella no pudo más que responder ante el asalto de sus labios, abriendo la boca para entablar una feroz batalla.
Emma miró el reloj, parecía haber echado raíces y se negaba a moverse. Suspiró y comenzó a limpiar la mesa que tenía más cerca, suave susurro entre sus labios, cálido aliento.
Se irguió y negó con la cabeza, no quería recordar ese beso otra vez. No era más que un beso, o quizás el problema radicaba en que en realidad era más, mucho más. Tocó suavemente su labio inferior y recordó la sensual promesa que otros labios le hicieron. Cerró los ojos y apoyó la cabeza sobre sus manos.
Alaric observaba la pequeña cafetería. Allí estaba ella, tan perfecta, tan dulce, tan sonriente... tan Emma. Vio cómo su mirada se perdía y supo en qué pensaba al verse llevarse la mano a la boca. Sonrió para sí, quizás no la había perdido del todo.
Emma se sentó al lado de la pequeña tumba. Esta vez no había ido a ver a Cristopher, sino a Miranda, su madre.
"¿Qué hago ahora, mamá?", preguntó en voz alta. "Me he dado cuenta de que quizás lo que tanto amaba de Cris era precisamente su parecido con él... en cuanto vi sus ojos, lo supe, eran tan hermosos, tan parecidos a los suyos."
Miró la tumba tristemente, acariciando la inscripción, "Gran hija, mejor madre."
"No sabes hasta qué punto te necesito", continuó. "Te fuiste demasiado pronto y me dejaste sola con muchas cosas en las que pensar. Era una niña. ¿Cómo se suponía que sabía cuál era la elección correcta? ¿Cómo lo sé ahora?" Gimió contra la roca, dejando que pequeños sollozos humedecieran la tierra.
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Fuego Cruzado [COMPLETO][REEDITADO]
Short StoryOBRA TERMINADA/ OBRA REEDITADA Ella se llama Emma, una mujer con un destartalado Ford. Él responde al nombre de Alaric y conduce un deslumbrante Audi. Mientras ella habita en un pequeño piso, él reside en una enorme torre de marfil. Emma comparte su...