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  ― Corre Seechan, eres muy lenta. ― La pequeña Seechan de 5 años tomó la mano de su hermano mayor, entrando a la cueva de puntitas tratando de no pisar las grietas como juego para distraerse del demacrado y espeluznante entorno que abrazaba los dos cuerpos de los infantes. Habían escapado de casa de sus padres emprendiendo la aventura que cualquier pequeño aventurero deseaba presenciar, La aparición de el ende que llevaba aterrorizando a la población sin compasión, logrando que millones de personas se aterrorizaran de sólo escuchar su nombre. Lilith, la desquiciada a la que todos temblaban de pavor. Todos menos el pequeño Daniel, que estaba bastante seguro que la existencia de este ser eran sólo patrañas inventadas por los adultos hace millones de años. Él se encargaría de demostrar lo que en tanto tiempo nadie ha podido, demostraría que Lilith sólo eran cuentos urbanos, que no había nada por lo que asustarse.

Había ideado el plan con uno de sus mejores amigos en la primaria llamado Key. El azabeche había aceptado, era igual de curioso que su mejor amigo ¿cómo no serlo con una influencia tan grande como la de Daniel? un chico que a pesar de su corta edad era bastante escéptico y podía deslumbrar hasta al hombre más sabio con su forma de hablar tan madura, con palabras tan rebuscadas en el propio diccionario que te dejaría boquiabierto. Era un niño brillante, su forma de pensar era su fuerte que, aunque mucho adultos lo criticaban por hablar de tal forma él simplemente hacía oídos sordos a aquellas criticas pasajeras. Él creía que aquello era el encanto del que tanto le hablaba su madre, ¿por qué la gente querría que hablara como un tonto de automóviles como los malnacidos de su aula de clase? ¡Nunca!  aquellos tontos que temían de igual forma a la cosa que se ocultaba dentro de la cueva, que iban a misa todos los domingos sólo para venerar a un Dios que no ha hecho nada para salvarles de la hambruna ¡Egoísta! eso era el supuesto salvador. Pero ya no sería así, Daniel se encargaría de demostrar que nada de eso existía, haría que todas las personas empezarán a trabajar duro por lograr cosas en lugar de ir a un sitio de cemento a suplicar para que se acaben sus malestares, esperando que todo les caiga de el cielo.

Las cosas cambiarían, eso esperaba él. Todo se empezaba con pequeños pasos, si todo salía a la perfección sería un gran avance. 

Aunque su amigo no había podido asistir, arrastro a su hermana menor para que le hiciera compañía en tal excitante aventura como lo era apreciar este acontecimiento tan espeluznante.

 Apretó con aún más fuerza la mano de su hermana, podía sentir el miedo de su hermanita en la forma en la que se removía con cada pasito que daba. Graciosamente ambos compartían aquel miedo y era justificable. Todo estaba completamente oscuro a menos de la lampara de aceite que llevaba aferrada a su mano izquierda, iluminando el entorno putrefacto lleno de enredaderas y telarañas. Ambos caminaban con el corazón en la boca, adentrándose aún más a los metros y metros que tenía la oscura cueva maldita.

― Tengo miedo Daniel, mamá nos regañará al llegar a casa, me da miedo mamá enojada. ― Seechan se removió aterrorizada, jalando la mano de su hermano mayor hacía el lado contrario tratando de detenerle. Quería irse a casa a pesar de estar bastante consciente de la regañiza que le daría su madre al sólo pasar el umbral de la puerta. Habían salio de su hogar tratando de no hacer mucho ruido como para despertar a sus padres, pero aunque lo habían logrado con creces su madre siempre lograba enterarse de todo. Nunca han sabido con exactitud como aquella mujer lograba enterarse de hasta el más mínimo detalle, siquiera su padre, todos le tenían miedo a la mujer de la casa.

 ― Lilith no tardará en aparecer Seechan, ten paciencia, cuando aparezca nos iremos. ¿Bien?. ― Susurro no muy convencido el mayor. El miedo calaba sus huesos de forma voraz, pero se negaba a admitirlo. 

  ― ¿Qué nos hará Lilith?.― El timbre inocente lleno por completo cada grieta de la cueva, inquietando por el repentino eco que había causado el tono de voz imprudente de la pequeña. Cada segundo el ambiente se hacía más pesado. Le tenían miedo hasta a su propia sombra y la ansiedad carcomía sus cuerpecitos cuando escuchaban el sonar de la suela de su calzado. El sonido de sus respiraciones se hacía cada vez más desesperante, pero no podían echarse hacía atrás ahora que habían llegado muy lejos.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2019 ⏰

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I am Lilith Now [KOOKMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora