La pérdida de uno mismo

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Cuando llegué supe de inmediato que yo pertenecía a este lugar, y por primera vez en mucho tiempo estaba segura de lo que quería y de lo que sentía. No era tanto la vista que tenía y por cierto que era espectacular, tampoco era la gente que vivía ahí ni lo grande que era, sino era ese aroma desconocido que dominaba el lugar completamente.

Mi nombre es Sophie, tengo 21 años y tengo un objetivo en mi vida qué es descubrir que sucedió con mi abuela hace 5 años que desapareció. Mi abuela y yo éramos muy cercanas porque ella fue como mi madre, desde que nací ella me cuido en todo momento y me enseñó a vivir libremente. Mi abuela Sara tenía un olor dulce pero muy suave, fresco, pero sin llegar a ser informal y olía a armonía, paciencia y esperanza. Su aroma podía controlar toda una sala llena de personas creándose una vibra pacífica. Sara siempre estaba en constante equilibrio y estando cerca de ella podías sentir lo humilde que era su alma, pero hace 5 años su olor cambió completamente, ahora llevaba consigo un olor fuerte y pesado, pero tampoco desagradable. Mi abuela había perdido a mi abuelo, mi abuelo ya no se encontraba más con nosotros. Su muerte había sido algo muy inesperado y estas experiencias nos pueden cambiar por completo si no sabemos sobrellevarlas adecuadamente, y este era el caso de mi abuela. Entonces un día ella decidió irse de la ciudad y se fue a una playa que le recordaba su amor con mi abuelo. Era una playa fría, rodeada de un acantilado, y de un color turquesa, eso era lo que me contaba mi abuela porque yo nunca había tenido la oportunidad de conocerla. Ella me contaba que ese lugar era el origen de su amor y el comienzo de una vida que compartieron juntos. Ella creía y sentía que le debía todo a ese lugar. Pero la esencia de ese lugar era su aroma ya que tenía una gran diversidad de olores. Sara me contaba que olía a lavanda, a coco, y al mismo tiempo se podía percibir lo salado de las algas. Tenía olores suaves como la manzanilla y olores más fuertes como la canela y el clavo. El aroma de ese lugar la había conquistado por completo, pero ahora le estaba hasta arrebatando su aroma personal.

Yo nunca volví a saber de mi abuela desde el día que dejó la ciudad, por eso merecía una explicación y yo misma iba a conseguirlo. Hoy teniendo 21 años tomé un vuelo y me dirigí directamente a esa playa. Cuando llegué me sorprendí de lo bellísima que era, pero me extrañé cuando empecé a oler mis alrededores y me hacían sentir como si tuviera a mi abuela a un costado. Parecía como si este lugar se hubiera apoderado del aroma de mi abuela. Encontré una pequeña cabaña con una vista asombrosa y supe de inmediato que era de mi abuela, entré y encontré una nota que decía...

Cuando llegué supe de inmediato que yo pertenecía a este lugar, y por primera vez en mucho tiempo estaba segura de lo que quería y de lo que sentía. No era tanto la vista que tenía y por cierto que era espectacular, tampoco era la gente que vivía ahí ni lo grande que era, sino era ese aroma desconocido que dominaba el lugar completamente. Ese aroma que me pertenecía antes y que ya no poseía; ese mismo aroma que me guió al final de mis días. 

La pérdida de uno mismoWhere stories live. Discover now