Enciende el fuego en mi 1#EnLlamas /Charlie Weasleyxoc

14. Afirmación

Sophia estaba en la Sala Común, sentada en una butaca cerca de la entrada a los dormitorios. Estudiantes que iban y venían desde ahí. Eran las diez y cinco. Se supone que todos deben estar en sus camas. Mi amiga iba a matarme, le di mi palabra y me perdí en el fuego que Charlie enciende en mí. Camine hacia ella, Draco se interpuso en mi paso, sus ojos grises estaban mirándome con remordimiento.

-¿Te irás, Ernestine?- me preguntó Draco, más bien una afirmación a su cuestión.- ¡Eres una comadreja, cobarde como todos tus amigos!

-¿Qué sabes de la valentía?-le señale cruzándome de brazos.- Apenas puedes desarmar a un persona. No digas que segundo año, porque no es cierto.

-¡Eres una bruja floja e incompetente!- rugió Draco, que negaba admitir que no era muy bueno.

-Cuando sepas luchar, podremos hablar.- le dije dejando caer mis brazos.- ¡Ah, me olvidaba! Me quedaré en Rumania el año que viene. No sé quién te dijo, o tal vez me escuchaste. Pero, no puedo quedarme más en Inglaterra.

-Como sea, Ernestine.-dijo Draco rodeando los ojos.- Tú, eliges tu destino. Te aseguro que no voy a escribirte. Mi lechuza no volará tantas horas para enviarte una estúpida carta.

-Está bien, Draco. Entiendo.-le dije apenada.- Me gustaría que también me comprendas, que nuestros padres tienen más interés en ser puros, que fijarse en la educación y los valores de sus hijos.

-La pureza es lo único importante. Y, no lo entiendes. Ellos saben lo que hacen.

No estaba de acuerdo con eso. Sabía muy bien lo que pasaba con mi familia, y Draco estaba cegado por el orgullo y la arrogancia, las mentiras y las traiciones. Me despedí de él con formalidad. Seguí a la entrada de los dormitorios, me senté en el suelo teniendo cuidado de que no se levantará mi falda. Sophia me miró preocupada, ella había escuchado lo que hable con Draco. No hizo algún comentario, y sabía lo que pensaba, que mi hermano todavía seguía siendo un niño.

-¿Viste a Charlie?

Tan sólo escuchar su nombre, sentí calor en mis mejillas, y la advertencia de Steven. No tenía miedo, ni creía que Charlie fuera homosexual. O, eso esperaba, porque un chico bonito y servicial era difícil poner esa suposición. Tenía una manera de pensar muy diferente a otros. Le conté a mi amiga la conversación con Charlie, las frías palabras de Steven.

-No le hagas caso.- me tranquilizo Sophia.- Está celoso. Seguro, que Charlie no lo registra, y quiere convertirse en el héroe.

-Si tomara los problemas en serio, tal vez sería como mi padre. Tan recto, y altanero.

-No eres nada de eso, Ernestine.- me dijo con un suspiro de paciencia.- Por eso creo, que irte de tu casa, será mejor para ti. No sufrirás con tus padres, porque estoy segura que con el tiempo, ellos entenderán que eres diferente, y posiblemente, te aceptaran.

Sus palabras eran ciertas. El tiempo resuelve todo, lentamente. Quedaba esperar el resto del año.

-¿Hablaste con Zack?-le pregunte, recordando su encuentro.

-Sí, estuvimos tirando ideas. Me encantaría realizarlas todas. Sid es un asno podrido hasta la médula.

Me reí con ese ingenioso insulto. Sophia sonrió convencida que Sid iba a pasar mal este año, y ella estaría más orgullosa de su venganza. Estaba cansada, me dolían las piernas y daba varios bostezos. Estuve todo el día con sueño, había soportando todo el día con este cansancio.

-Luego, me cuentas que tal. Estoy agotada, y por suerte, mañana es sábado.

-Sí, iremos a Hogsmeade.- menciono con una sonrisa, se acomodo su cabello a un lado, y su rostro se ilumino.- Me gustaría conocer a Charlie. Debo saber quien está robándole el corazón a mi mejor amiga.

-¿Qué...? No..Yo no...

-Se nota a mil leguas, Ernestine. Hace una semana que vienes hablando sobre Charlie.-me señalo, asentí con la cabeza resignada.- Ve a descansar. Mañana hablamos.

Me despedí de Sophia, me reincorpore con cuidado dirigiéndome a los dormitorios de las chicas. Había dicho muchas cosas verdaderas, ninguna para arrepentirme. No tenía miedo, estaba rebelándome de los prejuicios, algo que antes no sabía cómo hacer, ni pensar una solución. Solamente, dejarlo sumergir en mi subconsciente, y llorar.