Historias cortas y sin sentido sobre esta pareja. ~ Son independientes y las edades de Hiro y Miguel pueden variar en cada una.
Créditos del fanart de la portada: Ureshi-San
Los personajes pertenecen a Disney/Pixar
Justo como había pensado, Miguel terminó siendo castigado por escaparse. Su creador estaba pensando en alguna forma de hacerlo un asistente mas obediente.
De nada le servía alguien que se escapara a jugar con el Rey calabaza.
Por suerte mientas él ideaba cómo mantener a su "hijo" dentro de la torre, este encontraba la manera de escaparse.
Incluso si esto le hacia perder la cabeza. Esta vez, lo decía en forma literal.
Aquella tarde, con tal de confundir a su creador, había actuado de forma ejemplar. Así que cuando Miguel, aún siendo temprano, dijo que quería irse a dormir, el hombre le creyó.
Pero en realidad tenía otros planes. Lo había hablado ya con Hiro.
Cuando oscureciera, el rey estaría esperándolo debajo de su ventana. Miguel sólo tendría que saltar y él lo atraparía. Era un plan, en teoría, fácil.
Hubo un problema.
La ventana era demasiado estrecha. Miguel no calculó bien y sólo su cabeza pasó. Así que ahora tenis dos opciones.
Dejar caer sólo su cabeza y que el resto de su cuerpo se quedase en la torre o permanecer allí atorado. Sin salir y sin poder regresar adentro.
Lanzar su cabeza era arriesgado, pero era lo mejor y quizá lo único que podía hacer si quería tener, por lo menos, un rato de libertad. Así que eso hizo.
Hiro se sorprendió bastante cuando lo vio caer. Sin embargo, con tantos años viviendo en Halloween town había presenciando cosas más bizarras. La cabeza de un bello muñeco de trapo cayendo del cielo le parecía algo normal.
Le pareció normal hablarle cómo si tuviera en frente a sí el cuerpo entero de Miguel. Giró la cabeza hacia él para poder mirar al chico a los ojos.
— Me traes un poco loco. Incluso m hiciste perder la cabeza. — dijo Miguel guiñando un ojo.
—Ya lo noté. —contestó Hiro riendo. — sólo tengo una duda. ¿Comó pediremos dulces contigo así?
El muñeco se quedo pensando durante unos segundos. Pronto sus ojos se iluminaron ante el surgimiento de una idea.
—¡Puedes usarme cómo si fuera una calabaza!
—¿Eh?
—Me llevarás cargando. Cuando digamos "¿Dulce o truco?" abriré la boca. Y listo.
—Es asqueroso... Me encanta.
Aún tenían que resolver cómo Miguel iba a volver a la torre. Pero ya después se encargarían de eso.
De momento, disfrutarían del placer de caminar siendo los más raros entre los raros.
La idea se nos ocurrió ya que, la última vez que estuve en Guanajuato, me pareció ver unas de esas típicas cubetas para pedir dulces que tenían forma de cabeza de Miguel. Eran bastante... Extrañas (Aunque considerando que estoy ciega, podría haberme confundido y eran máscaras. Eso, sin embargo no quita que eran extrañas.)
