Baekhyun sonrió, sonrió tanto al punto de querer llorar, y vivir eternamente en aquel momento.
Chanyeol había acariciado sutilmente los nudillos de sus manos, de forma inconsciente. Por un momento el más bajo tenía los orbes brillantes y las mejillas rosadas, pero cuando Chanyeol se dió cuenta de sus actos, cortó aquel dulce contacto abruptamente, retirando sus dedos.
Baekhyun dejó de sonreír.
—¿Por qué...?— musitó, y sin querer, el nudo que se había formado en su garganta quebró las palabras al salir de sus labios.
—Por dios, ¿en serio estás llorando?— Dijo Chanyeol, mirándole cansado, y molesto—, pareces un cachorro, debería...— el sonido de su teléfono resonó por toda la sala, haciendo reír al más alto al mirar el mensaje.
—¿Pasa algo? Yo...
—Me tengo que ir, nos vemos luego.
El rubio tomó apresurado su chaqueta y llaves, dirigiéndose rápidamente a la puerta.
—¿Chanyeol?— Baekhyun le miró suplicante, con la mirada triste y los labios entreabiertos.
—¿Qué?
—T-te amo.
—Ajá. Adiós.
La puerta se cerró con fuerza, asustando al pelirrojo, que miraba aún el espacio vacío del sofá, con los ojos cristalinos y las manos temblorosas. Chanyeol había estado actuando extraño ya hacía un par de semanas, visitándolo pocas veces, con poco tiempo de por medio. Parecía ser que forzaba sus actos, su sonrisa había dejado de brillar, al igual que sus ojos cuando se veían. No eran actos notorios, al menos no al principio.
Baekhyun había conocido a Chanyeol en un parque de diversiones, siendo el más alto el encargado de manejar la enorme noria que destacaba por sus brillantes luces rojas. Baekhyun recuerda que su mejor amigo Minseok vomitó la mitad del asiento, pues este le había rogado al menor que fueran a otra atracción, ya que le tenía miedo a las alturas. Pero aún así, el pelirrojo logró convencerlo, o más bien, fastidiarlo con una mirada tierna y los labios formando un puchero.
No llevaban ni cinco minutos elevándose en su asiento cuando Minseok comenzó a marearse fuertemente, y en un abrir y cerrar de ojos, Baekhyun tenía la mitad de sus jeans oscuros cubiertos por una masa rosada, que probablemente eran los tres algodones de azúcar que el mayor comió nada más llegar al lugar.
La atracción fue detenida al instante claro está. Y no solo por el incidente, sino porque a Chanyeol le había caído de aquella masa en su gorra azulada, llegando a ensuciar por igual su brazo izquierdo, haciendo que el más alto tuviese que ir a lavarse rápidamente.
Baekhyun le había pedido miles de disculpas, ya que el rubio no se mostró perturbado, ni siquiera lograba ver algún atisbo de enfado en él, y eso le hizo sentir culpable por el mero hecho de que había posibilidades de que aquel chico no pudiera quejarse, por miedo a ser reprendido por sus superiores.
—No te preocupes, no es nada— le había sonreído, y vaya, hace tanto que Baekhyun no veía una sonrisa tan preciosa—, es algo normal aquí, ya sabes, he tenido experiencias parecidas.
—Igualmente me siento culpable ¿sabes? obligué a mi mejor amigo a subir aún cuando no quería y terminaste metido en esto también— farfulló, haciendo reír al más alto—, Déjame invitarte un helado, o un café, ¿qué tal una pizza? ¡o un hot dog!
Chanyeol le miraba burlón, y sin querer colocó sus palmas con suavidad en los hombros de Baekhyun, mirándole sonriente—. Está bien, acepto tu propuesta.
Baekhyun aún recordaba a Chanyeol llegando al restaurante con calcetines de diferente color y un tulipán, sonriendo de oreja a oreja y parloteando todo aquello que se le viniera a la mente.
Pero Chanyeol ya no era así.
Y aunque tratara de esconderlo, el desinterés era dolorosamente notorio, al igual que las pocas ganas de seguir avanzando en su relación.—Tal vez esté pasando por un mal momento y no quiere contagiarme su preocupación—, se repetía a sí mismo una y otra vez, observando la puerta con anhelo de verle entrar alegre, diciéndole lo mucho que lo había extrañado y las nuevas películas que había revisado en el catálogo de Netflix.
Chanyeol estaba ausente, tanto física como mentalmente en su relación, y su pareja deseaba saber qué era aquello que lo martirizaba.
Qué era aquello que lo cegaba.
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Me odio/amo por pensar siempre en angst, casi podría decirse que es mi pan de cada día ahr.
¡Espero les haya gustado! es corto ya que no quiero profundizarme tanto, para no spoilearlos sin querer jej.
Opiniones abiertas siempre ya saben, los amo mucho muack.
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El brillo rosado de tus labios
Fiksi PenggemarBaekhyun lo había notado, aunque quiso mostrar desinterés en ello, no podía evitar que el brillo se le fuera de sus ojos al sentir el toque forzado que Chanyeol regalaba a sus caderas, podía sentir el sabor amargo de sus besos al caminar por las noc...