Cántame

Dedicado a Reigayue, a quien le gusta mucho la historia!!

Éste escrito es la continuación de "Espada de rubíes", que, a su vez, es continuación de "Corona de flores", dos escritos que pueden encontrar entre mis obras aquí en Wattpad. Si quieren entender a la perfección éste fanfic, les recomiendo leer los dos trabajos anteriores. Sin embargo, claro que se puede leer independientemente c: 

Les comentaré rápido que este escrito estaba en Amor Yaoi, y la verdad no tenía planeado publicarlo aquí, sin embargo, no sé qué pasó en AY pero me borraron el fanfic :'( 
Si ya lo leyeron... vuélvanlo a leer! xD 

Debo dar unas advertencias antes de que sigan leyendo, pues éste primer capítulo será duro de leer para algunos y no será apto para lectores sensibles; este escrito contiene:

-Tortura física y psicológica

-Agresiones

-Mención de rape

-Uso de drogas (o algo así)

-Menciones de gore

-OoC

-Mención de MomoRiko
-Mención de KiKasa

Dichas las advertencias, será su decisión leerlo o no, que yo espero que lo hagan, para que así me den su punto de vista. De verdad me interesa saber su opinión, pues es la primera vez que escribo sobre este tema.

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Después de más de 6 meses de relación, podría decirse que el rey de Seirin y el príncipe de Tōō vivían felices. Claro que la distancia, en la mayoría de las veces, los separaba, pues Kagami Taiga tenía el peso de todo un gran e importante reino sobre sus hombros y Aomine Daiki debía seguir asistiendo a su tío Imayoshi Shouchi y aprender de él lo más que pudiera para que, cuando llegara ese momento de heredar el trono, la tarea de ser rey no fuera tan pesada para él.

Cabe destacar que cuando el pueblo de Seirin se enteró del amorío de su rey con el príncipe, les sorprendió, sin embargo, aceptaron de inmediato a Aomine, pues éste muy seguido viajaba hasta Seirin y visitaba los pequeños poblados a las orillas del reino, haciendo gala de su carisma y sencillez, cosa que los pobladores de ese lugar amaban. A pesar de que el príncipe de piel morena era un extraño en Seirin, empezaba a ganarse el cariño de la gente pueblerina.