Encontrándote [Aristemo]

Capitulo l

"No sabes lo que tienes,
Hasta que lo pierdes"

Una frase que a Aristoteles no dejaba de darle vueltas en la cabeza.

Tomo su mochila y guardo los libros que necesitaría ese día, guardo el lonche que su mamá había preparado para el y salio decaído al darse cuenta de que ir a la escuela sin Temo a su lado no era nada mas que pura tortura.

Lo extraña tanto que, siente que morir seria una mejor forma de librarlo del dolor y la angustia que sentía.

Pero no podía ir y suicidarse, si Temo supiera que tan siquiera considero el suicidio como opción lo golpearía si estuviera a su lado.

Su teléfono sonó.

-¿Diego?

-Hola, Aristoteles, ¿Que tal te va?

-No me parece bien que me preguntes eso.

-Lo siento.

"Pasajeros con destino a Oaxaca favor de pasar a la puerta 5"

-¿Que es eso? ¿Vienes a Oaxaca?

-Si, pensé que así podría ayudar mejor en la investigación, además se que Temo no esta en Toluca.

-¿Como lo sabes?

-Luego te lo digo, llegare en 6 horas.

-Bien, te mandare la dirección del edificio Corcega.

-Gracias, te veo pronto.

-Bueno, adiós.

-¡Aristoteles!

-¿Si?

-Encontraremos a Temo, tenlo por seguro.

-Gracias por darme ánimos. -Dijo al borde de las lágrimas y colgó.

Guardo su teléfono y siguió caminando en dirección a la escuela, aún si no tenía ganas de ir debía tratar de seguir con sus estudios o al menos podría distraerse un poco.

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«Ar...Ari..Aris»

-¿Aristoteles?

-Mhn ¿Que? -preguntó adormilado.

-¿Me pusiste atención? -Preguntó Temo frunciendo el ceño.

-Si, si Claro.

-¿Haber que fue lo que te dije?

-Pues.....Algo sobre que querías ir al...

-¿Al?

-¿Cine? -Dijo dudoso.

-Parece que si me pusiste atención. -Dijo Temo sonriendo.

Aristoteles adoraba ver sonreír a Temo.

-¡ARISTOTELES CORCEGA!

El grito de la maestra le había sacado de su ensoñación.

-¡P-Presente! -Fue lo primero que había pensado.

-Pase lista hace 20 minutos, ¿Acaso no esta prestando atención a clase? -Cuestiono Diana frunciendo el ceño. -Si sigues así tendré que mandarte un reporte.

-Lo siento Maestra Diana.

-Bueno, te lo paso por esta vez, como decía...

Y la clase siguió.

No fue mucho mejor en las demás clases, cada rato pensaba en Temo y su bonita sonrisa, en sus ojos brillantes y su pelo rizado.

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-¿Donde estas? -Suspiro mirando el cielo. -Te extraño tanto.

Se había recostado en la azotea del edificio. Donde el y Temo habían estado practicando con el Teclado, esa había sido la primera vez que había tomado la mano de Temo.

Quería volver a tomar su mano.

Y decirle lo que no pudo aquel día.