Father, forgive me »»(Fratt)

IV

— Te ves espléndido. —dijo el muchacho, satisfecho por su trabajo.

Foggy había aparecido en su casa aproximadamente a las seis de la tarde, con bolsos de tiendas de ropa y perfumería en sus manos. Para muchos podrá parecer algo "femenino" o de adolescentes, pero así eran ellos, poco les importaba que carajos dijeran.

Estaban sobre la hora, casi, en teoría Frank debería pasar por él en cinco minutos. Tenía los nervios a flor de piel.

—Bueno, yo... Gracias, Fogg—pronunció sonriendo a continuación, para acercarse a su amigo y darle un cariñoso abrazo.—, no sé que haría sin ti, de verdad esto significa mucho para mí. Y, perdóname por hacer perder tu tiempo ayudarme en algo como esto.

—¡Ah, por favor! No es nada, Matty, relájate. Es increíble pasar tiempo contigo, además, no hay nada que desee más que tu felicidad. Si tú lo eres, yo también, bro.

Rió, mostrando sus blancos dientes, posteriormente manteniendo una ligera curva en sus labios.
De repente, rompiendo el silencio, se escuchó el característico "ring" del timbre del apartamento. Acercándose a la puerta, observó por la mirilla a la persona parada en el pasillo, sonrió ampliamente.

—Es él.—le dijo simplemente a su amigo.

—¿Qué esperas? Ve a por el, tigre. Yo me encargo de arreglar el desastre de tu habitación, no te preocupes, tengo llave.

—Gracias, te amo, ¡adiós!—asintió, rápidamente, abriendo la puerta para irse.

—Yo también, ¡usa protección!—respondió en un grito, escuchando la entrada cerrarse casi al instante.

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—Permíteme decirte que te ves espléndido esta noche, Matthew. —se carcajeó internamente, ya había escuchado eso hace un rato.

—Estoy seguro de que tú también, pero, ya sabes; no puedo verte.—rió levemente.

El ambiente del restaurante era muy ameno, las palabras de ambos fluían sin problema alguno. La conversación variaba desde el presidente hasta los Backstreet Boys, todo tema era factible.
Había un pensamiento que no había dejado de rondar por la cabeza del castaño, durante toda la estadía en ese local; quería, tenía la necesidad de revelarle quien era. Pero no podía decir: "Oh, bien. Yo soy la persona a la que le has estado contando toda tu vida a través de una rejilla de madera." No era tan simple como eso, ¿O sí?

—Hey, te noto muy callado, ¿Estás bien? ¿Pasó algo? ¿Quieres que te lleve a tu casa?—habló el pelinegro, preocupado por el silencio del menor.
Estaban sentados en un banco de un solitario parque, después de cenar. A pesar de que sea por la noche, decidieron ir a un lugar casi vacío a seguir charlando.

—No, no es nada, no te preocupes. Solo...—hizo una pequeña pausa, pensando con que podía excusarse.

¡A la mierda! Tenía que largarlo, era ahora o nunca.

—Yo, tengo que decirte un pequeño secreto. Soy el padre con el que has estado hablando todo este tiempo. Lo siento, ¿sí? No era mi intención mentirte ni meterte en esto, pero luego, empezaste a hablarme y me gustaba. Nos enredé a ambos sin darme cuenta y no podía soportar no decirte la verdad.

— Yo... ¿Qué? ¿Hablas en serio?

— Solo, por favor, perdóname. Perdón, no quería mentirte y que pensaras que jugaba contigo. ¿Sabes qué? Es mejor que me vaya, Frank, lo sien...—fue interrumpido por unos fuertes pero suaves labios sobre los suyos, fundiéndolos en un beso bastante dulce, separándose luego de unos minutos; con las manos del mayor ubicadas en la cintura de Matthew y las de este en el cuello del otro.

— Tan solo no te callabas, debía hallar la forma. —ambos rieron, cortando la tensión de la anterior situación.— No quiero disculpas, esto es lo mejor que pudo haber pasado, es decir, el lindo chico con el que tengo una cita y el intelectual amigo con el que he estado hablando por meses resultan ser el mismo tipo. Es loco, pero genial. Por lo que, ya pasamos esa etapa de conocernos y de los nerviosismos de gelatina, ¿no?—susurró, rápido, sonriendo levemente al final.

—N-... No esperaba esta respuesta de tu parte, creí que me mandarías al carajo y me odiarías o algo por el estilo.—concluyó acercándose un poco más.

—No podría odiarte, rojo.—agregó, besando suavemente la nariz del castaño.

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—Y así fue como nos conocimos, Jess.—concluyó Matthew, observando a la morocha, tomando su taza de té de la baja mesa.

—¿Y sobre 'sus otras vidas', cómo se enteraron de eso?—preguntó Luke, jugando con los cabellos rizados, del rubio en su regazo.

—Cariño, eso es algo muy personal, no deberías preguntarlo. —dijo Danny, reprendiendo a su pareja.

—Oh, no importa, eso es otra historia.—el castaño volvió a hablar.

— Aunque básicamente fue una conversación directa al estilo de:
"—Hey, amor, soy Daredevil.

—Genial, yo soy un mercenario, Punisher."—agregó Frank, esta vez, acomodándole un mechón de pelo detrás de la oreja a su actual y reciente esposo.

—Para qué te lo voy a negar, en resumen sí fue prácticamente así.—rió, siendo acompañado por sus acompañantes, llenando la sala de estar de risas y conversaciones divertidas por el resto de la tarde.

Podría decirse que no hay mal que por bien no venga. Podía sonar descarado, teniendo en cuenta que Karen había muerto, pero gracias a esto su vida había dado un giro de 180 grados. Tenía una familia, se sentía en casa. Y, sí bien la extrañaba por montones, no dudaba ni un segundo en si era feliz.