Nadie se enamoraría de la gordita [Libro 1]

17. El chico que me gusta me cuenta su pena

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Frank sabía dónde vivía porque él siempre venía a mi casa a hacer el proyecto de literatura. Era de noche... ¿qué rayos estaba haciendo aquí? Se lo pregunté hablando bajito, no quería despertar a mis padres, quienes ya dormían plácidamente en el cuarto de abajo. Frank me miró con tristeza en los ojos mientras yo lo dejaba pasar a mi habitación. Una vez dentro, me confesó que Silvana lo había terminado porque a ella le interesaban más los estudios y no le quedaba tiempo para tener una relación. Aquella noticia me sorprendió muchísimo, así que decidí consolarlo, diciéndole que lo sentía mucho, pero que tenía que comprender a Silvana. Tal vez si le daba un poco de tiempo ella, más adelante, podía cambiar de opinión.