La cama crujió por enésima vez, hastiada de los movimientos insomnes del joven. Este abrió los ojos y posó la mirada en el reloj digital que tiene en el buró.
«La una...», se llevó las manos a la cara y presionó sus ojos; quería mantenerlos cerrados aunque fuera a la fuerza.
Minutos después seguía sin conciliar el sueño y, exasperado, se levantó de la cama de un brinco. Estaba visto que no iba a lograr nada acostado. Se vistió con unos pantalones de deporte, sus tenis de correr y una sudadera. Iría a trotar un poco al circuito del clúster, a ver si cuando regresara tenía mejor suerte con Hipnos.
Cerca de ahí, una chica caminaba a su casa después de un día agotador. Trabaja en un supermercado y esa noche le tocó cerrar tienda, motivo por el cual apenas se dirigía a su humilde morada.
Su día empezó normal, como cualquier otro, con ella yendo de aquí para allá por su pequeño apartamento, vistiéndose a las carreras, desayunando cereal con plátano, y saliendo tarde a sus clases en la universidad. Está en sexto semestre, y espera graduarse pronto como médico forense. Y sí, todo iba bien... hasta que Erick, todasmías, se le declaró a la salida del campus. Por un momento creyó que se trataba de una broma y no le hizo mucho caso, sin embargo, el chico insistió y comprendió que la cosa iba en serio.
La tomó tan de sorpresa que no tuvo una respuesta para darle y se limitó a excusarse e irse corriendo a su trabajo en el supermercado.
Durante su turno en la tienda no tuvo ni un momento para pensar en la extraña declaración del chico; y es hasta ahora, que recorre las solitarias calles rumbo a su departamento, que intenta pensar en qué momento pudo ocurrir el supuesto enamoramiento de Erick. Nunca interactuaron más allá de un saludo en alguna clase, y mucho menos tuvieron contacto fuera del campus.
«Extraño». Echó un vistazo al reloj de plástico que lleva en la muñeca derecha, y con un suspiro pesaroso constató que pasaba de la una de la madrugada; apenas y dormiría tres horas antes de que fuera la hora de prepararse para irse a la universidad.
Estaba a escasas tres calles del edificio en que vive cuando escuchó el sonido de un trote tras ella. Por instinto apretó el paso y agarró su bolsa con fuerza, no fuera a ser un malviviente que quiera dejarla sin lo que le queda para sobrevivir hasta el siguiente día de pago.
Cerca de ahí, nuestro chico insomne trataba de controlar su respiración. Al final se había salido de la privada y recorría la calle principal a un trote tranquilo. Eso hasta que vio, metros adelante, una cabellera rubia que ondeaba con cada paso de su dueña. Miró a su alrededor, notando lo desierta de la calle y la poca iluminación que brindaban las farolas. Frunció el ceño, y su caballero interior tomó el control; decidió seguir a la chica hasta que llegara a su destino. No quería leer en los diarios sobre su secuestro o, peor aún, sobre el hallazgo de su cuerpo en algún baldío; se resistía a tener ese peso en su conciencia.
Unas calles después, la vio entrar al portal de un edificio. Satisfecho por su buena acción del día, regresó sobre sus pasos, a ver si esta vez sí lograba dormir aunque fuera unas horas.
Los días fueron sucediéndose sin sobresaltos, y el joven tomó por costumbre salir a correr a la una de la madrugada. Algunas noches regresaba contento y se dormía apenas su cabeza tocaba la almohada, otras, en cambio, llegaba preocupado y daba vueltas en el colchón hasta que el sueño por fin lo vencía. Casualmente, sus plácidas noches de sueño coincidían con la aparición de cierta rubia a altas horas de la noche.
Durante el día se encontraba ansioso, repiqueteando el pie contra el suelo de su oficina y mirando el reloj de cuando en cuando, en espera del momento en que la chica camine por su calle, con su melena flotando al ritmo de sus caderas. Todavía no ha logrado verle el rostro, pero conoce su espalda y perfil a la perfección, incluso el sonido de sus tacones contra el pavimento.
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Soundtrack: Una historia de amor
FanfictionHay canciones que llegan al alma, y en la historia de amor de Candy y Terry, también hay melodías que los reflejan. Y aquí, contamos algunas. ***No se permite su publicación en grupos, foros ni plataformas sin mi previa autorización.*** Los persona...