Me encontraba en clases como siempre en los asientos de adelante, mi mirada estaba en un punto fijo, el gran ventanal.
La profesora explicaba sobre fracciones y no preste mucha atención, la nieve blanca caía convirtiéndose en agua.
Siendo sincero, no podía pensar en otra cosa que no fuera la partida de Harry, solo faltaban cinco días antes de que se vaya y yo no creía poder soportarlo del todo.
Lo iba a extrañar, eso era seguro, me iba a ser difícil olvidar esta semana, semana la cual estamos pasando juntos casi por completo, por obvias razones no podíamos estar juntos el día completo, es decir, yo debía ir al colegio y el debía ayudar a organizar todo para marcharse.
Sonó la campana que indicaba la finalización de la jornada escolar, me dirigí fuera del establecimiento mientras frotaba mis manos para mantenerlas lo menos frías posibles, pero considerando el hecho de que estaba nevando, iba a ser algo complicado.
Al salir, me sorprendió el hecho de ver a Harry esperándome fuera.
—Lou -llamó al verme.
—Harry, ¿por qué viniste? -cuestioné —Creí que irías mas tarde a casa.
—Lo sé, pero termine antes con lo de hoy y decidí pasar a esperarte -respondió.
—Genial entonces. -respondí —Mejor vayamos a casa, hace demasiado frio y sabes que no lo tolero.
Él solo se limitó a asentir con la cabeza y comenzamos a caminar.
Caminábamos en silencio, uno a la par de la otra, el trayecto se estaba haciendo lento y aburrido, pero la sensación de sentirlo cerca era lo suficientemente satisfactoria para mí.
—Esto es aburrido -hablo él.
Reí levemente —No sé que quieres hacer, estamos yendo a mi casa, sólo tenemos que caminar.
—Ya lo sé, solo que es algo aburrido solo caminar -respondió.
—Puede ser, pero no podemos hacer mucho en el camino a casa.
—Yo creo que sí -dijo y luego se agacho y comenzó a formar una bola de nieve —¡CUIDADO! –gritó.
—¿Qué? -dije sin entender del todo para luego sentir la bola de nieve estrellarse en mi pecho.
Tomé nieve entre mis manos y formé una bola que termino en la cara de Harry, movió la cabeza levemente intentando sacar un poco de la nieve que aun estaba en su cara y tomó otra bola dándome en el hombro esta vez, se la devolví pegándole en la cadera y él lo hizo en la barriga.
Comenzamos a reír mientras seguíamos con nuestra guerra de bolas de nieve en la acera.
—¡Ouch! Eso dolió -exclamé cuando una de las bolas lanzadas por Harry fue a dar a mi entrepierna.
—Lo siento –respondió él.
Me acerque a él y lo tumbe sobre la nieve, me coloque encima de él y comencé a echar nieve en su cara.
—Ahora, por eso, vas a comer nieve -dije sujetándole las manos firmemente mientras el movía la cabeza y pataleaba para que no le cayera nieve en el rostro.
—¡No! Louis, no, me voy a enfermar -se quejó entre risas.
—No importa. -Luego de sacudirse un poco pudo girar y hacer que yo quedara debajo de él.
—No me quiero enfermar Lou -dijo cuando me tuvo aprisionado bajo su cuerpo.
—Esta bien, lo siento -respondí cuando él salió de encima de mí y me ofreció la mano para ponerme de pie.
—Ahora ya no es tan aburrido. -dijo —Lleguemos a tu casa que quiero comer.
Lo que resto del camino no pude dejar de pensar en lo que haría cuando él no estuviera, faltan solo cinco días y sé que se me va a hacer demasiado difícil el estar sin él.
No quiero que se vaya, no quiero perderlo, no quiero que se olvide de mí y yo tampoco quiero olvidarme de él.
