DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Akira Toriyama. Este fanfic procede del original elaborado por Odette Vilandra, quien me ha otorgado permiso para relanzarlo y continuarlo, hasta su conclusión.
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Gine bajó despacio de la camilla que había ocupado por tres días. Pudo ver a otras congéneres suyas en sus respectivos lechos, algunas durmiendo y otras haciendo una que otra actividad no tan demandante, cada una con diferentes estados de gestación; pero todas la superaban a ella. La joven madre bajó la mirada: ¿incluso en su embarazo tenía que demostrar debilidad?
—Temo que su compañera no podrá venir —oyó la voz de la enfermera que la atendía—. Una misión la esperaba.
—Entiendo —se apoyó en el colchón de su cama, haciendo rechinar unos tornillos sin querer—. No se preocupe, tendré cuidado al salir.
—Recuerde que su bebé está en riesgo. Evite cualquier exceso o sobresalto.
La advertencia bastó para transportarla al pasado. Contra su voluntad, Gine recordó la última vez que habló con Bardock. El día en que dicho saiyajin olvidó cualquier noción de piedad con ella y la hundió al precipicio eterno del rechazo y la soledad. El discurso que terminó por destrozar su inocencia respecto a la vida de pareja. Gine suspiró: ¡no era momento para la autocompasión! Por su hijo, resistiría cualquier cosa.
—Lo tendré en cuenta... —sonrió, melancólica.
Primer paso. Una de las embarazadas la vio retirarse en silencio. Segundo y tercer paso. La enfermera procedió a desconectar el aparato que monitoreaba a la gestante en salida. Cuarto, quinto, sexto y séptimo paso. Gine podía escuchar el murmullo lejano de los que caminaban por la explanada y ya deseaba unirse al gentío en movimiento, hasta que una silueta se interpuso a dos metros de ella. Su mundo se detuvo, sintió que soñaba: ¡no podía ser cierto!
—Buenos días. ¿Puedo ayudarlo en algo?
El silencio y la mirada ausente del capitán de clase baja alertaron a la enfermera, quien intercaló miradas entre ambos. Por simple deducción, intuyó el lazo que unía al saiyajin con Gine. No obstante, la incomodidad de la situación fue razón suficiente para optar quedarse al lado de la muchacha, pese a que su sentido común le gritaba retirarse por la tensión que anticipaba un conflicto inminente. En su lugar, Bardock tragó saliva. Había dado el primer paso, ¿qué seguía?
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—Que alguien responda por Gine hasta mi regreso.
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—Vengo por encargo de la soldado Rosicheena —atinó a responder, usando el pedido de la guerrera como excusa.
—Bardock... —Gine salió de su estado de trance, totalmente pálida.
—¿Quién más, si no? —el guerrero la examinó de pies a cabeza, en busca de una frase que relajara su estrés— No has cambiado nada.
—¿Te importa? —una pizca de coraje brotó de ella— ¿Qué haces aquí?
—¿Acaso no es obvio?
—¿Qué cosa?
—¡Deja de responder con preguntas! —espetó, molesto— Vine por ti.
Ojos desorbitados, boca entreabierta, mudez absoluta: el rostro de Gine expresó su más legítimo desconcierto. Las tres palabras jamás pensadas impactaron en sus oídos; pero contrario a lo que alguna vez anheló, cada fibra de su ser reaccionó a la defensiva.
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Amor en tiempos de purga
FanficEn medio de las misiones y la frialdad destructiva de los Saiyajin, Bardock y Gine cruzan caminos. Líder y subordinada, sometidos a convivir en su escuadrón. Ambos, distintos en pensamiento y espíritu; pero el destino los juntará, forjando la unión...