Capitulo 15

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Era un domingo a la madrugada, y por dios, nadie quería despertarse un domingo a la mañana. Los domingos solía tener clases de violín con mi prima, Josefina, pero desde su muerte todo dio un giro de trecientos grados. Ahora tenía toda la mañana libre y sin hacer nada. ¿Qué podía hacer? También salía con Danilo y Azul, pero desde hacía tiempo que no los veía por mi barrio. La luz alumbraba en mí mientras estaba en la cama aún.

-¿Hija?- Me preguntó mi madre sentada a mi lado- ¿Por qué estás despierta a esta hora? Tú casi nunca despiertas un domingo a estas horas.

-Es que...- Dudé un momento en decirle- Saldré con un amigo

-¿Un chico?- Quedó asombrada con una mano en su pecho y con expresión helada- Tu sabes que las relaciones a tu edad son inútiles, mi amor. No desperdicies tu valioso tiempo.

-¡Mamá, es sólo un amigo! ¿Por qué nunca entiendes algo de lo que te digo?- Me enfadé.

-¿Sólo un amigo?- Preguntó.

-S-sí.-Afirme.

-¿Cómo es su nombre?- Me volvió a preguntar.

-Ru-Me frené, mi madre sabía de nuestras peleas con ese chico- R-u...-Pensé algún nombre- Ruy.

-¿Ruy?- Quedó nuevamente Shockeada- ¿Qué clase de nombre es ese?

-¡Si existe mamá! Él me ha dicho que es una abreviación de Rodrigo.

-¿Rodrigo?- Volvió a preguntar, estaba extrañada a tal extraño nombre.

-Que sí...

-¿Por qué no lo invitas?

- ¿A dónde?

-A casa- Me respondió mamá- Yo los puedo llevar.

-No creo que acepte...-Dudé

-Vamos, invítalo.

Marqué el número de Rubius, sin que mi madre vea el nombre, claro.

-¿Ruy? Escucha amigo yo quería invitarte- Empecé a decir.

-¿Ruy? Pero si soy Ru-

-¡Ruy! ¡Sí! ¿Me escuchas? Habe...habe me esperas tantito que tengo mala señal- Lo interrumpí y fingí.

Tape la salida del celular con una mano y me dirigí a mi madre.

-Mami, mejor me voy a hablarle afuera. Ya vuelvo eh- Le dije sin escuchar su respuesta y me dirigí al patio trasero. Destapé el celular.

-¿Ruy? ¿Qué carajo?- Me preguntó Rubius- ¿Algún nombre creativo no se te ocurría verdad?

-Ya calla, necesito que vengas a mi casa y me dejes llevarte hasta la convención. Mi madre no me dejará en paz si no lo hago- Le comenté a Rubius- Ya se e ocurrirá algo para que no venga con nosotros.

-¿Qué?- Preguntó confundido.

-¡Vamos! Ya sabes donde vivo, no seas malo- Le rogué.

-Hm...-Dudó.

-¡Rubius!- Me ofendí.

-Vale, vale...relaja las tetas, pero luego me deberás una.

-Agh

Le colgué y nuevamente me dirigí a mi habitación, mi madre estaba esperando ansiosa mi respuesta.

-¡Adivina!- Le dije falsamente animada- Vendrá.

-Oh, genial mi niña.

En fracción de minutos Rubius estaba en la puerta de mi casa. Me daban nervios porque algo se le escape a Rubius, o peor, que mi madre lo reconozca.

-Hola, buenas tardes.- Le dijo a mi madre sonrientemente.

-¡Hola, Ruy!- Le respondió mi madre como si lo conociera de toda la vida- ____ (Tn) me ha comentado mucho de ti.

Yo estaba atrás de mi madre y le hice un signo de negación a Rubius.

-Oh... ¿De veras?- Preguntó alagado. Pero se veía torpe y vanidoso.

-Oh, sí, sí...todo el tiempo...-Mi madre se detuvo en fracción de segundos al observar su rostro- Vaya...eres mono

Rubius hizo una cara de sorprendido y a la vez resistió una fuerte carcajada.

-Bueno, muchas gracias...-Respondió algo confuso.

-Tu rostro- Lo miró aún más de cerca- Se me es muy familiar...

Se quedó pensante unos minutos y se le fue acercando cada vez más a Rubius, mientras este se alejaba.

-Bien, nosotros ya nos vamos- Corrí a tomarle del brazo para salir por la puerta principal.

-¿No los iba a llevar yo?- Preguntó ella tranquilamente.

-¡No, no gracias! Tengo que probar mi licencia mami, ¿Recuerdas? Ya tengo dieciocho - Le dije subiéndome al auto.

-¿Estás segura? No estoy muy segura...pero, está bien. Maneja con cuidado.

-Lo haré, ¡Adiós!- La saludé desde la ventana de mi coche y acelere y me alejé de mi casa.

*Treinta minutos después*

¿Es enserio? No me ha hablado desde hace treinta minutos, ¿Qué rayos le pasa?

-Ey...-Le dije y me miró inmediatamente lo cual hizo que me asustara- Em... ¿Te sucede algo?

-No...es que...Ella casi me reconoce-Dijo con voz un poco cortante.

-Pero yo te salvé antes de que lo descubriera, ¿Okay?- Le respondí mirándolo por un segundo para volver mi vista a la autopista.

-Okay...- Respondió sin animo.

-Hay algo más que te está molestando, ¿Verdad?- Lo conocía bastante bien...

-Supongo...

-¿Piensas que hoy puede ser el último día?- Le pregunté algo triste yo también.

-Algo así...nunca pensé que estaría tan mal por eso...- Dijo mirando el suelo del auto.

-¿Con más razón verdad?- Le dije.

-¿Eh?- Preguntó confundido.

-Hay que disfrutarlo hoy...porque dudo que haya otro día así...-Le dije cómo si fuera algo natural en mí, pero hasta yo estaba maravillada con mis palabras.

Él se quedó mirándome unos pocos segundos, como recalculando

- ¿Eso es natural en ti? Nunca te escuché hablar así.

-¿Así cómo?- Pregunté

-Madura.

Paré en un peaje, y la cola de coches era larga.

Aproveché y lo miré por unos segundos. Intercambiamos miradas por unos segundos y largamos a reír, pero...unas risas bastante enfermas. Era tan estúpido y gracioso al mismo momento que no sabía cómo explicárselo a alguien a través de cualquier medio de comunicación.

-Sabes...-Dijo después con unas lágrimas en sus ojos, obviamente de la gran risa que habíamos compartido repentinamente.

-Extrañaré esto- Dijimos exactamente lo mismo al mismo tiempo.

No sabíamos que decir.

Cuando estaba en la secundaria /Rubius y tu/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora