1.

7 1 0
                                    

Nuestro amor comenzó desde que te vi entrar en la tienda de dulces, algo confundido, sin saber que era lo que querías comprar; con tu tapabocas color negro, un gorro y una chaqueta color negra. Desde ahí supe que nuestro amor no era igual que a lo de los demás, el de nosotros era algo especial, algo que únicamente ambos nos podíamos proporcionar... A pesar de que todavía no me conocieras.

Aún no puedo creer el cómo me enamoré de ti, de aquel chico misterioso; tan guapo, tan callado, tan tú. Tu personalidad es tan perfecta, tan simple, y aquello... Por muy pequeño que sea, hace que sea perfecta. Observaba como veías los dulces sin mucha atención, ¿porqué venías aquí, a una tienda de dulces? ¿Acaso era que no te gustaban? Ni yo lo sabía, pero no me importaba; mi día de completaba con el simple hecho de verte. Me encanta verte.

No sabía como acercarme a ti y hablarte, una de las cosas que me había estado fijando era el hecho de que siempre comprabas una bolsa con algunos dulces en forma de estrella; Jeon Jungkook, escribí el perfecto nombre de ti en un papel a la hora de hacer la cuenta. Ahora sabía tu nombre, y no me imaginaba que tu nombre sería demasiado hermoso. Mientras te observaba divagar por toda la tienda, admiraba cada detalle de tu rostro, tu ropa, tu cuerpo... Podía conocer algunos gustos tuyos por el simple hecho de observar que dulces agarrabas, no sabía si aquello era correcto, pero no podía negar que cada día que llegabas me resultabas más hermoso.

Con el poco dinero que tenía te preparé una cajita con los chocolates de forma estrellada, envolvía con cuidado la caja de un papel de regalo rojo brillante para que al final le pusiera encima un moño color dorado.

"Para Jeon Jungkook".

Recuerdo, y me encanta tener ese recuerdo siempre presente, que cuando fuiste a pagar te entregué la caja, tus mejillas sonrojadas al ver el simple pero hermoso detalle que te había dado. Una sonrisa de alivio había aparecido en mi rostro por pensar de que no te gustaba. Y antes de cerrar la tienda, se me vino el recuerdo de tu sonrisa... Descubrí que... Tu sonrisa es mi felicidad. Tú eres mi felicidad.

Hubo un tiempo en donde los minutos pasaban y no cruzabas por aquella puerta, haciendo que mi corazón se alterase cuando alguien hacía sonar aquella campana que estaba en la puerta, para luego ver que no eras tú. Mi felicidad se estaba apagando poco a poco, me había acostumbrado a ti a pesar de que fuera el verte un rato. Haces que mi entorno sea colorido, que sea feliz; hacías que me encontrase emocionado de venir todos los días a trabajar porque mi única razón era el venderte aquellos chocolates y que me lo devolvieras con aquella sonrisa que tanto me encantaba. Pero ahora se estaba desvaneciendo poco a poco.

Revisando papel por papel, encontré una pequeña nota de compra, acordandome de qué uno de sus amigos había comprado los chocolates que tú siempre comprabas, creo que había escuchado que te habías enfermado. Después de aquella compra uno de los empleados de la tienda fue a dejarte los dulces a tu casa. Esto era tu dirección. ¿Iría a verte? ¿Acaso te acordarías de mí? Solté un suspiro guardando el papel en mi suéter para colocarlo después y hacer otra caja pero esta vez con más dulces. Decorarlo de un papel azul metálico y un moño color plateado para esperar la hora de salida e ir a verte.

Mis manos temblaban por el frío que estaba haciendo, una de mis manos tenía la caja que con mucho cuidado había hecho para ti, y la otra tenía el papel con la dirección para poder ver al menor. Caminaba lentamente observando las calles cubiertas de nieve, aquella época del año le alegraba, porque podía convivir con las personas que quería y seguir con sus ideales. Pero en estos momentos su deseo era el verle.

Una vez frente a tu casa, varios pensamientos inundaron mi cabeza, ¿porqué estoy aquí? ¿Acaso será que se acuerde de mí? ¿Y si no acepta mi regalo? Cerré los ojos. No tenía razón el porque estar aquí, luego volvería a la tienda. Mi mente decía no y mi cuerpo decía , ya no pude hacer nada cuando mi mano tocó el timbre de tu puerta y retrocedí dos pasos para poder escuchar el sonido de la puerta al ser abierta.

Ahí te encontrabas, tan hermoso, tan delicado... Tan... Perfecto. Tu sonrisa volvió a aparecer para que mi corazón comenzara a latir rápido, ¿qué era esto? No lo sé. Pero se siente hermoso. No podía creer que todavía estuviera aquí, así que con cuidado te entregué el regalo pasando una mano por mi cabello al notar que primero estabas leyendo la nota.

"Eres mi chico de caramelo, Jeon Jungkook"

Una sonrisa apenada apareció en mi rostro dándole una pequeña reverencia, no quería molestarle, así que creo que era lo mejor era irme. Así que me despedí después de un rato para sentir un suave tanto en mi mano y poder observar nuevamente aquella sonrisa.

—¿Quieres entrar? Te serviré un poco de chocolate caliente...

Gracias a eso. Gracias a aquella invitación, gracias a que lo vi, gracias por los regalos que le había mandado, gracias a todo eso... Nuestra relación había comenzado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 20, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Candy [Taekook] [One Shot] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora