Una verdad dolorosa.

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Janis

Había decidido por fin. Diría la verdad. Tenía que hacerlo, algo en mi sabía que quizá mi final estaba cerca. Jimmy había salido, fue a ver a Robert, por lo que sólo se llevó a James con él. Scarlet se había quedado conmigo en casa.

Decidí hablar con ella primero. La amaba tanto como a James, y merecía saber lo que yo tenía tanto como Jimmy y mi hijo.

Luego de haberlo pensado durante un par de horas, fui caminando hasta su habitación. Estaba tranquila, leyendo un libro mientras escuchaba música.

—Scarlett.

—Oh, hola, mamá —apartó el libro luego de poner un separador. Se sentó e hizo una invitación a que hiciera lo mismo.

—Veo que estabas... Ocupada. —tomé el libro para leer el titulo. «La llamada de Cthullu, por H. P. Lovecraft » -Un buen clásico.

—Si... Madre, lo tomé sin permiso, sé que está mal, pero me llamaba la atención.

—No importa, bueno, venía a hablar contigo de algo muy importante.

—Te escucho. —plantó sus ojos verdes en mi. A veces, si la mirabas con atención notabas el parecido con Jimmy, prácticamente lo único de su madre era el cabello rubio y los rasgos mas finos.

—Bueno, desde hace un par de meses, yo me he estado sientiendo mal... Linda, estoy enferma, y no es algo fácil de decir ni de tratar.

—¿Qué tienes?

—Tengo cáncer, un tumor en mi cabeza que no cede... —rompió en llanto, la abracé de inmediato.

Repetía una y otra vez que no era justo, que alguien como yo no debía pasar por nada de eso. Y era verdad, yo no había hecho daño a nadie como para vivir esto.

—¿Papá sabe? —limpió su rostro y aparte los cabellos dorados de el. Besé su frente y negué.

—Hoy hablaré con él sobre eso, y necesito que seas fuerte, por mi, por tu hermano y por tu padre, pero sobre todo por ti.

—Te lo prometo.

La abracé una vez más para así salir de su habitación. No sabía como decirle a mi pequeño. Tan tierno... Sin deber nada a la vida, tendría que saber que su madre podría morir. El viaje a Australia podía ser en una semana.

Caminaba para volver a mi habitación cuando Jimmy y mi hijo abrieron la puerta. James corrió hacía mi y me abrazó, lo cargué y envolví en mis brazos. Besé sus mejillas.

—¿Cómo les fue?

—Bien, papá compró helado.

El dolor de cabeza vino, bajé de inmediato a James y le sacudí el cabello.

—Me parece genial, ve por Scarlett y dile que vayan a comer helado, debo hablar con papá, ¿si?

—Bien, ¡no tardes!

Sonreí y asentí, el corrió a la habitación de su hermana y fui junto a Jimmy a nuestra habitación. Tenia miedo, pero era hora de decirle la verdad.

Me adentré con cuidado, un aura blanca iluminaba aquel lugar.

—Jan, ¿qué sucede? —me abrazó por la espalda, oliendo mi cuello.

—Jimmy... Debemos hablar de algo que es muy importante para mi, y también para ti.

—Te escucho. —tomó mis manos, y se sentó en la cama.

—Yo... Yo... —la boca se me había secado, los ojos se me llenaron de lágrimas.  De pronto no encontraba las palabras —Yo tengo cáncer, Jimmy.

Una carta para Jimmy PageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora