Alphonse Bonnet parecía ser el indicado, al menos esa era la impresión que deducía el espectador objetivo.
Tímido, serio y pulcro. Hijo de un Marqués comerciante de Nantes (Dueño de tres galeones), y heredero de una vasta propiedad y una nutrida herencia monetaria. Se ajustaba al perfil de hombre que siempre había deseado.
Un joven que tenía su misma edad aunado a un porte elegante a juego con un rostro afable. Era un sujeto de conversación simple, siempre desplegaba una amplia sonrisa en cada respuesta. Ella lo percibía como ese candidato mucho más grande de lo que ella creía que merecía.
La huérfana siempre sintió predilección por los rostros comunes sobre los atractivos.
Damián Oset era ese "laurel dorado" entre los jóvenes de la localidad. Aquél muchacho por el que todas las chicas suspiraban, y se abría paso entre la gente con facilidad. Tenía ese tipo de rostro cautivador y perfecto del que era difícil desprenderse una vez le pillabas de frente. Poseía un carácter desenfadado y, consecuentemente, mostraba un ego y una soberbia que sobrepasaba los límites de la paciencia y la tolerancia de Cordelia. Por muy hermoso que fuera, la chica siempre opinó que su arrogancia y pedantería ensombrecía cualquier otro atributo virtuoso que pudiera encontrarse en Damián.
Había sido precisamente por aquél guapo jovenzuelo que había desarrollado interés hacia los chicos menos agraciados; y Alphonse era uno de ellos.
Bonnet era un chico cuya apariencia no brillaba entre el resto, pero su sencillez lo hacía resplandecer. No solía socializar con mujeres, lo cual le dotaba de un recatado encanto puro y dócil. Alguien como Damián Oset jamás lograría hacerla sentir tan cómoda como lo hacía la compañía de Alphonse Bonnet.
Cordelia respiró profundamente, frustrada, al recordar la vez que lo conoció.
A comienzos de la primavera, durante la exhibición de la bisutería floral de ese mismo año, su prima, Marietta, daba un recital de canto para amenizar la conmemoración.Marietta Leone había dedicado todos sus esfuerzos, desde muy pequeña, a perfeccionarse como soprano de ópera. Le era inevitable no desperdiciar ninguna oportunidad de presumir sus avances vocales en eventos públicos, como era el caso de la exhibición anual del arte floral de la localidad.
Aún podía escuchar la dulce voz de Marietta entonando "Vanne Pentita a Pangere" sobre una tarima a mitad del parque principal, rodeada de la exquisita colección de florecientes rosas y claveles de la Condesa de Provenza.
Cordelia no podía presumir de ser experta en la rama musical. Era tan ignorante que llegaba a exasperar a sus tíos cuando saltaba el tema en la mesa. Sin embargo, disfrutó aquéllas notas como si fuese una compositora erudita. La cara iluminada y extasiada de su prima era suficiente para alegrar el momento y deleitarse con la melodía.
Marietta se había preparado para aquél recital como si su vida se fuera en ello y, como familia consanguínea, era su deber apoyarla y aplaudirla desde la primera fila.
Fue durante el segundo estribillo cuando Nicolai Leone, su primo y hermano menor de Marietta, se acercó junto con un buen y cercano amigo llamado Alphonse Bonnet.
—Llegas a tiempo—saludó Cordelia —, tu hermana comenzó hace apenas un soplo de clarín.
—Rogaré por que sea cierto, de lo contrario Marietta me lo reprochará toda la vida. Como si no tuviera cosas mas importantes que hacer con mi tiempo —comentó mezquinamente.La muchacha soltó una risita sutil. Ambos se entendían y compartían el mismo pensamiento sobre Marietta y su propensa inclinación al dramatismo. Nicolaí tampoco se jactaba de ser amante de la música, especialmente cuando se trataba de su hermana.
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PIEL DE LEÓN | #MAGICAWARDS2019
Aventura⭐ Segundo Lugar en Los Premios Wolrds 2018 ⭐ Degusta el éxtasis en su más pura esencia; saborea la sangre, sudor y lágrimas que derramarás en el proceso. No existe mayor dicha en este mundo. Prepárate, ahora estás en caída libre. Una caída al vacío...