XXIV

317 21 7
                                    


- Alba, somos nosotros, de verdad.

Seguíamos abrazados. No era capaz de mover un solo músculo ni de emitir ni un solo sonido. Creía que cualquier cosa que hiciera en el segundo siguiente rompería la magia. Porque sí, era realmente mágico encontrarlos de nuevo, después de tanto tiempo creyendo que los habías perdido, que nunca jamás los volverías a ver.

Tanto tiempo creyendo que eses verdaderos padres no habían existido en realidad, que eran una fantasía.

Que no era real.

Pero era real. Y por eso, daba igual que hiciera algo en el segundo siguiente.

La magia no se volvería a romper.

- ¿Dónde está mi hermano? ¿Por qué estáis aquí? ¿Qué soy, qué somos?

Nunca antes había estado tan confundida como en esos últimos días, como en el momento en que descubrí que mi mundo, hasta ahora, había sido una completa mentira.

Por suerte, los tenía a ellos.

Y no me hacía falta mucho más.

- Tu hermano está en Hundai, Alba. Tu hermano es Alfred García, tú hermano es el sobrino que Alfredo.

Alfredo y María Jesús no eran los verdaderos padres de Alfred.

- ¿Cómo? - les miré, sin comprender nada.

- Yo era hermana de María Jesús, cielo. Y tu padre, hijo de Garrido.

- ¿Verdes y naranjas?

- Es una larga historia - mi padre suspiró. Me parecía a él. Tenía sus rasgos, y me costaba todavía darme cuenta totalmente de ello. 

- Mis hermanas, María Jesús y Roanna, la madre de Miriam, adoraban la música. Me inculcaron el amor por ella desde siempre. Y es que mi hermana mayor, antes de conocer al general Alfredo, se había enamorado de un naranja. Se veían a escondidas, e incluso se dice que tuvieron un hijo, aunque no sobrevivió mucho tiempo. Nadie sabe quién era ese naranja, ya que desapareció a los pocos días de dar sospechas. El caso es que mi hermana siempre creyó que los naranjas eran buenos. Todas lo creíamos. Tal era la confianza que tenía yo en esa afirmación, que un día, paseando por los alrededores de Hundai, vi a tu padre. Estaba apoyado en el tronco de un árbol muerto, con una pistola atada al cinturón. No sé si fue estupidez, no sé qué fue. Pero me acerqué. Ignoré la presencia de la pistola y estuve mirándolo lo que parecía una eternidad. Pero eso no era lo realmente sorprendente.

- Yo también la miraba a ella - completó mi padre, sonriéndole y acariciando sus dedos con la mano.

- Todo pasó muy rápido. En unos meses, estaba embarazada de tu hermano. Y más tarde, estaba embarazada de ti. Cariño, mis hermanas me ayudaron, ambas te ocultamos, te escondimos. Cuando nuestro padre se enteró, y cuando se enteró Garrido por su parte, nos expulsaron de la ciudad. No podíamos permanecer ahí mucho más tiempo si queríamos continuar con vida. Alba, dejarte con Cosme no fue nuestra intención. Mi hermana me prometió cuidar de Alfred. Y tuvimos que huir. La que fue tu prima durante muchos años, Ana, Roi y más naranjas huyeron con nosotros. Buscábamos una vida mejor. Pero acabamos aquí, junto con algún verde.

- Porque aquí, Manu y Noe nos prometieron que viviríamos bien, y que nuestro trabajo era salvar al mundo - mi padre miró al suelo, abatido.

- ¿Por qué? ¿Por qué íbamos a querer hacerlo, te preguntarás? - mi madre lo miró, para luego añadir, con un tono de voz firme - porque creímos que salvando el mundo, os salvaríamos a vosotros.

Efecto Mariposa - OT 2017 - @beyourlaugh & @MunayGirl23Donde viven las historias. Descúbrelo ahora