Una hora había pasado desde que entró en aquellas cuatro paredes. Apoyada en el lavabo, con el test entre sus manos, Amaia no era capaz ni de cuestionarse nada. ¿Qué hacer? ¿Cómo iba a contarle a Cosme que lo había echado a perder todo?
No debía enamorarse, y mucho menos quedarse embarazada. De él. No debía, pero el hecho de que fuese a tener un bebé con él, le hizo ilusión. Era la única sensación que la mantenía en pie. Él. A quien debía contarle todo. Con pelos y señales.
El timbre de la casa sonó. Miró la hora, era imposible que fuera Alfred. Demasiado temprano para él, una persona entregada cien por cien a su trabajo.
Limpió su rostro bañado en lágrimas, y salió de allí.
-¡Amaia! Tienes visita. ¿Le digo que suba?
La ayudante de la limpieza se acercó a ella. Amaia estaba confundida, había empleado un tono amable. Y nunca lo hacía. Menos con ella.
-Claro. ¿Quién es?
Iba por mitad de la escalera, cuando se topó con Miriam.
-¡Miriam! ¡Qué sorpresa!
La joven rubia la abrazó.
-¿Ha pasado algo en la sede? ¿Alfred está bien?- Por momentos, Amaia entró en pánico. Una visita de Miriam no era algo habitual, y menos si era para verla a ella.
-Sí, tranquila. Todo está bien. Tan solo quería hablar contigo.
-Claro, vamos a sentarnos, y me cuentas.
Ambas chicas fueron hacia el salón, Miriam frente a Amaia. Y esta última preocupada. Algo dentro de ella le decía que Miriam estaba allí por algo importante, no cualquier tontería.
-¿Estás bien?- Se aventuró a preguntar la rubia.
-Sí. Claro. Muy bien.
El pánico la invadió. Siempre supo que Miriam era muy lista, pero no se imaginaba que tanto.
-Esta mañana, cuando visitaste la sede, no tenías buena cara.
-Un leve mareo. Nada importante. Fui al médico con Alfred, y ya estoy mejor. Gracias por preocuparte Miriam.
Amaia sonrió, deseando que la conversación terminase ahí. Pero no tuvo buena suerte.
-¿Seguro? Porque hablé con Alfred hace un rato, y no me ha dicho nada de un médico. Es más, me pidió que fuese a la farmacia a por un remedio casero que utilizaba María Jesús en estos casos. Para ti. Mi sorpresa fue encontrarte allí.
El rostro de la morena se volvió blanco, más que su propia piel en pleno enero.
-¿Escuchaste algo?
Miriam asintió.
-Lo siento Amaia, pero sí.
Amaia se llevó las manos a la cabeza, aterrada, asustada. ¿Qué hacía? ¿Se confesaba? ¿Le pedía ayuda? ¿Contaba sus miedos?
-¿Alfred lo sabe?
Negó levemente con la cabeza.
-¿Vas a contarle?
-Si. Sólo que no lo he asimilado aún, creo. Me viene grande. Todo.
Miriam se levantó y fue hacia ella. Un apoyo era lo que Amaia necesitaba, y allí estaba Miriam, a quien apenas conocía, pero quien le daba de cierta forma, confianza y seguridad. Algo que escaseaba en Amaia.
-Tranquila. No hay que tomarse nada a la ligera, tranquila. Es algo grande, pero Alfred está ahí. Siempre lo está. Te apoyará. No temas por eso.

ESTÁS LEYENDO
Efecto Mariposa - OT 2017 - @beyourlaugh & @MunayGirl23
FanficSupongo que has oído hablar alguna vez del efecto mariposa. El aleteo de las alas de estos insectos en una punta del mundo que provoca a su vez un huracán en la otra. Así inició una nueva era. Cuando el Caos comenzó a reinar. No queda nada del mundo...