Séptimo Capítulo

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Minwoo llevó a Tyron para su chequeo dos días después durante su hora del almuerzo. Su perro estaba haciendo grandes progresos, todavía quería sus paseos, y era reacio a bajar el tono de los bulliciosos juegos. Minwoo había pasado tiempo reviviendo esas dos noches en la cama de Donghyun y ansiando por más. Había tratado de no centrarse en la disculpa de Donghyun, trató de apartarlo de su cerebro y concentrarse en sus recuerdos de clasificación X, pero no fue tan fácil. Su mente quería más. Quería suavidad, ternura y pasión, y se centró en la forma en que Donghyun lo sostuvo después del sexo, la forma en que había dormido en sus brazos en esa grande, cómoda cama y sintió, por primera vez en años, como si alguien estuviera a su lado. Todo se reducía al hecho de que no tuviera que cargar con el peso de la vida sólo.

Ojalá, Dios mío, si sólo...

Esperó pacientemente en la sala de consultas con la cabeza de Tyron en su regazo, su perro lo miraba con esos ojos marrones tan expresivos. —Te quiero, amigo, —dijo mientras abría la puerta.

Era un veterinario diferente. Un hombre de mediana edad con el pelo plateado, con gafas y una calmada presencia tranquilizadora. —Hola, —dijo, consultando su listado—. Ustedes deben ser el señor Bale y Tyron.

Minwoo sonrió lo mejor que pudo mientras su corazón se hundía decepcionado. —Si, somos nosotros.

—Está bien, entonces, vamos a echar un vistazo a este grandullón.

Minwoo se acercó a la recepción con temor. El veterinario, -el Dr. Jaejoong - no le había dicho nada sobre que el chequeo era gratuito, pero tal vez no era de su incumbencia el saberlo. La recepción principal podría ser quien supiera de eso. Donghyun les habría puesto al corriente, ¿no?

Mantuvo el agarre de Tyron con fuerza, sonriendo a la señora detrás del mostrador, esperando a que le dijera que la visita era gratuita.

—¿Te gustaría reservar otra revisión para dentro de tres días?

—Sí, por favor. A la misma hora, si se puede.

—Muy bien, eso está hecho. —La señora pasó una hoja de papel sobre la mesa—. Son ochenta y tres dólares con setenta y cuatro centavos.

Minwoo parpadeó. —Pensé....

La mujer levantó una ceja, esperando pacientemente. Minwoo comenzó a ruborizarse. —Pensé que los chequeos estaban cubiertos con...

La recepcionista parecía confundida. —¿Habías acordado eso?

—Yo... —Minwoo se detuvo. No. Él podría meter en problemas a Donghyun, eso era evidente. No iba a dejar que se hiciera cargo de eso, tenía jefes a los que responder y regalar un tratamiento seguramente podría dar lugar a su despido. La pena lo consumía.

—No. —Él sacó la cartera del bolsillo de atrás y miró dentro. Sabía lo que había allí. Noventa dólares para el recibo de la luz que tenía pendiente de pago, llevaba ya tres meses de retraso. De alguna manera dudaba que un aporte de seis dólares y algunos centavos pudieran cubrir las expectativas ahora.

Él cogió el dinero y lo empujó sobre el mostrador con una sonrisa dolorosa en la cara. No importaba. Él había estado en esta situación antes. Diablos, estaba en esta situación todos los meses antes del día de pago. Él sólo tenía cinco días para pagar el recibo.

Cogió la factura, el cambio y salió a la calle con Tyron. Durante todo el camino hasta el coche, Tyron estuvo mirándole con una expresión preocupada en su rostro. —¡Eh! Está bien, muchacho. —Minwoo abrió la puerta de atrás—. No te preocupes. —Tyron saltó dentro. Él le dio un poco de cecina y lamió la barbilla de Minwoo.

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