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96.1-THE HUNGER GAMES (FINNICK ODAIR)

Aquí vamos con uno de los largos. He tenido que separarlo en tres partes.
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Kassiopea despertó por culpa de una pesadilla. Desde que había participado y ganando en los Juegos del Hambre cuando tenía 17 años ya nunca dormía bien. Después de volver de los Juegos, se trasladó con su familia a la Aldea de los Vencedores de su Distrito.
Tras la Gira de la Victoria, en la que pasó por los distintos Distritos y el Capitolio, se convirtió en la mentora del Distrito 5.

Cinco años después, cuando cumplió los 22, los Juegos del Hambre llegaban a sus 75 ediciones, por lo que se celebraría el Vasallaje de los 25.

Ese día sería la lectura de la tarjeta, en la cual indicaba qué haría a estos juegos especiales.
Kassie y sus padres se sentaron en el sofá de su casa para ver el anuncio del Capitolio.

El presidente Snow pronunció un discurso que la chica ignoró, pues estaba más pendiente del niño que llevaba una caja que contenía los sobres amarillentos. Pensaba en los peligros que pasarían los tributos que se cosecharían, y a los que ella debía ayudar y proteger.

Sin embargo, nada la preparó para las palabras que el presidente pronunció y lo que estas implicaban. "Como recordatorio a los rebeldes de que ni siquiera sus miembros más fuertes son rivales para el Capitolio, los tributos elegidos saldrán del grupo de los vencedores."

No se escuchaba ni un alma, todos retenían la respiración.
En su casa, la primera en reaccionar fue Kassiopea, que se levantó del sofá y se encerró en su habitación. No podía mirar a sus padres sabiendo que volverían a enviar a su hija a la arena. Sí, no era la única vencedora femenina del Distrito 5, pero con la suerte que tenía, estaba segura de que saldría su nombre.

El día de la cosecha llegó, y les pusieron frente al escenario. El hombre que se encargaba de sacar nombres empezó con las mujeres. Kassiopea no se sorprendió cuando dijo en voz alta: "Kassiopea Mackenzie"

Y después, todos los acontecimientos se precipitaron a su alrededor y se encontró a si misma en su habitación del edificio de tributos, en el Capitolio.

-Kassie, duerme un poco, lo necesitaras- Le dijo la mujer. Aria había sido su mentora en los primeros Juegos, y Kassiopea se dio cuenta de la ironía. Aquella mujer, que la trataba como una más de sus hijos, iba a enviarla por segunda vez a una muerte casi segura.

El día siguiente lo dedicaron entero para el tratamiento de belleza. Su estilista y su grupo de preparadores usaron toda la jornada para arreglarla, pues esa noche sería el desfile de tributos.

Cuando salió del ascensor se abrumó al ver tantas caras conocidas que estaban allí para ser enviados a la muerte.
Saludó a un par de vencedores que habían sido mentores como ella y se encaminó hacia sus caballos.

Sin embargo, se detuvo al verle.

- ¡Kass!- Exclamó él con una sonrisa.

-¡Finn!- Le saludó ella, y saltó a sus brazos. Aunque se llevaban dos años, su relación era muy fuerte.- Tanto tiempo sin verte estaba empezando a afectarme. Estaba buscando una excusa para venir.- Le confesó con una sonrisa, él se la devolvió y ambos de miraron significativamente, compartiendo con los ojos un secreto que nadie más podía saber.

- Yo también me alegro de verte- Le contestó el rubio, y tras abrazarle de nuevo, ella tuvo que ir a su carro.

Desde allí arriba observó al resto de vencedores. Algunos estilistas de habían asegurado que sus tributos lucieran lo mejor posible, y otros se habían conformado con disfrazarles de aquello que identificaba a su Distrito.

Finnick, que estaba en el carro de delante, estaba únicamente tapado con una red que no dejaba nada a la imaginación. los toques marinos y su mirada verde mar le hacían parecer Poseidón, el Dios griego del mar.
Luego estaban el resto de Distritos, nada especialmente destacable. Johanna Mason, la vencedora del 7 iba de árbol, como todos los años. Y los del Distrito ganadero llevaban disfraces de vaca.