The Nightmare (Parte 2)

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   Al estar frente a la puerta volví a acordarme que no tenía llaves. Volví mi mirada hacia atrás y la señora Mendizábal estaba mirándome fijamente desde su portal. Por primera vez sentí miedo. Estaba en la calle, indefensa, delante de una señora que no parecía mi vecina. Que definitivamente no era mi vecina. De repente, un chirrido se hizo paso en la oscuridad y al darme cuenta de donde provenía, una sensación de miedo y alivio invadieron mi cuerpo. La puerta de mi casa se había abierto. Dudaba en si ya estaba abierta y no me di cuenta antes o si había alguien dentro. Prefería averiguarlo por mí misma. Entré de un salto en mi casa y encendí todas las luces. Esperé unos minutos para recobrar aliento y decidí comprobar si mi vecina seguía fuera de su casa. Quité levemente la persiana y me sobresalté al ver el rostro de mi vecina delante del cristal.

   Su mirada estaba fija en mí

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   Su mirada estaba fija en mí. Pero sus pupilas ya no se encontraban en el mismo sitio. La oscuridad que sus ojos emanaban era más negra que la de las calles. Fui corriendo a la puerta y le puse el cerrojo. Mi corazón palpitaba al cien. No sabía como percibir aquella información. Busqué con la mirada mi bolso y al encontrarlo fui en busca de mi teléfono. Llamé a emergencias pero nadie contestaba. Intenté llamar a Claudia pero su móvil estaba fuera de servicio. De repente, en la pantalla se asomaba un mensaje informando del estado débil de mi batería. Ya no sabía que hacer. Me acurruqué en la esquina de la habitación y abracé mis rodillas en busca de protección. Las lágrimas se asomaban poco a poco y con el tiempo iban acelerando su salida. Solo lograba escuchar los latidos de mi corazón. De repente sentí un aliento en mi nuca que me hizo temblar. Predecí que a este paso iba a darme un ataque de ansiedad. ¿A caso había logrado entrar en mi casa y estar observándome ahora mismo? No quise comprobarlo así que dejé que el tiempo pasara para ver si me dejaba en paz. Poco después dejé de sentir la respiración cerca mío y de la nada escuché un ruido proveniente de las escaleras.  Poom...Poom...¡Poom! Sentí el tacto de un plástico tocar mi pie. Levanté la mirada lentamente para encontrarme una pelota delante mío. Un escalofrío invadió mi cuerpo poniéndome la piel de gallina. Miré de donde provenía aquel juguete y no había nada. Recorrí con la mirada toda la sala y suspiré aliviada al darme cuenta que nadie estaba conmigo. Cuando volví a poner la atención en la pelota, oí a alguien correr desde la cocina hacia el baño. De fondo se escuchó una risa infantil que me aterrorizó por lo completo.

 Toda la valentía que había cobrado para ver que estaba pasando, se había esfumado ante aquellos acontecimientos

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 Toda la valentía que había cobrado para ver que estaba pasando, se había esfumado ante aquellos acontecimientos. Decidí quedarme en el mismo sitio. Cogí la pelota en la mano y un trozo de papel se deslizó hasta el suelo. A pesar del temblor que poseía mi mano, logré alcanzar el papel. En el estaba escrito el siguiente mensaje: "Déjale entrar". Estaba en shock al no saber que significaban aquellas palabras. Una rabia invadió mi cuerpo al pensar que alguien había entrado en mi casa e intentaba hacerme pasar un mal rato. Tal vez todo era una broma de mi amiga. O tal vez alguien entró a robar y quiere facilitar un camino hacia el exterior sin que yo pueda dar un testimonio verídico de la situación. Sea como sea, no lo pensé dos veces. Me puse en pie y fui directa al sótano. El chirrido de la puerta me puso la piel de gallina pero no iba a dejar que me acobardara. Cogí la linterna del primer estante y bajé las escaleras intentado hacer el mínimo ruido posible. Al llegar a mitad del trayecto, algo cálido agarró mi tobillo haciéndome perder el equilibrio y salir disparada contra el duro cemento. Sentí algo viscoso deslizándose por mi mejilla. Sangre brotaba de mi frente al haber impactado justo encima de la linterna. Un mareo me invadió dejándome sin fuerzas. Oí algo caer a lo lejos. De repente una presencia se acercó y me susurró despacio: "Ya es tarde, ya está aquí". A lo lejos se escuchaban los pasos del niño intentando correr lo más lejos de la escena del crimen. Todo se volvió a quedar en silencio. Torpemente comencé a llorar.

   Me dolía todo el cuerpo. Con muchos esfuerzos logré ponerme en pie, agarrando fuertemente la linterna en caso de que algo o alguien intentara atacarme. Nunca me había sentido tan débil. Todo me daba vueltas advirtiendo que dentro de poco iba a perder el conocimiento. Subí las escaleras olvidando por completo el objetivo de aquella misión: Subir el interruptor de la luz. Al llegar arriba, me tranquilicé al ver que todo estaba en orden. Volví temerosamente al salón y me quedé observando la ventana. Todo parecía tan irreal. ¿Si algo se hallaba en mi casa, por qué no había aparecido ya? Las luces parpadearon unas cuantas veces hasta volver a iluminar todo el salón. Una hora después, volvía a estar tranquila al ver que nada había sucedido. Llegué a la conclusión de que necesitaba un baño urgente.

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Espero que no haya resultado muy corta esta parte y si es así pido disculpas con antelación. Espero que sigáis leyendo la historia y pronto habrán más. Buen día a todos!💟

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