Capítulo 30

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- ESO SI QUE NO- regañó su amiga- tan poco puedes hacerla eso, imagina que eres tú la que se queda esperando Clarke, por dios.

- Vale, vale

Lexa comenzó a caminar de un lado para el otro, quedaba nada para que les llegara el turno de casarse, pero nada de que Clarke aparecía. La chica era muy coqueta y lo achacó de que se estaría acicalando y todas esas cosas. De vez en cuando miraba a la entrada, esperando a que la imagen de su rubia apareciese.

El turno llegó, el pastor miró a la ojiverde, ésta le aseguró que Clarke aparecería. Cinco minutos, diez minutos y esa seguridad se fue desplomando. Llegado el momento agachó la cabeza, guardó las manos al bolsillo y negó con la cabeza al pastor. Para que diera paso a la siguiente pareja.

Fue hasta el banco y con el corazón totalmente destrozado, procedió llamar a una de las personas que realmente confiaba en su vida:

- Eh Lexa- contestó la voz de su amiga algo tomada- te estás perdiendo el festival más brutal en el que he estado.

- Octavia recuérdame- dijo con amargor Lexa- ¿por qué llegamos a la conclusión de que no nos enamoraríamos nunca?

Octavia gruñó y siguió hablando toda borracha:

- Porque te puede salir bisexual y largarse con el primer cachas en un festival al que la has invitado

Lexa rio para sus adentros de forma irónica:

- Oh te diga casémonos en las vegas y a la primera de cambio te deje plantada en el altar.

- Uuuh- dijo Octavia ya más seria- de acuerdo tú ganas, cuéntame qué ha pasado.

Si Wells consiguió escapar a tiempo, eso no agradó a Gustus que optó por arreglar unas cosas en Europa antes de regresar a Portland. Cuando decidió entrar a colaborar con la mafia era un inexperto, lo cierto es que comenzó cuando secuestraron a su "hija" conociendo a esos mini cabecillas de tres al cuarto que se dedicaban a la trata de blancas. Desde entonces comenzó desde lo más bajo. Pasando por todos los negocios, carreras ilegales, peleas ilegales, venta de armas hasta trata de blancas. Sus proveedores siempre fueron un buen medio de transporte y más si había policías corruptos a los que comprar su silencio con una buena cantidad de dinero y privilegios. Gracias a ellos supo que estaban investigando su negocio, por ello decidió usar a su "queridísima hija".

Woods no era estúpido. Si Lexa había decidido investigar por su cuenta todos los negocios que había detrás de su empresa, estaba claro que el tal Wells intentaría ponerse en contacto con ella. Por esa razón pidió que dejaran de buscarlo para prestar toda su atención en ella. En algún momento el detective privado asomaría la cabeza, dos pájaros de un tiro.

Así que tenían un coche vigilando la puerta del piso de su hija las 24 horas, no solo aquello, que dispuso de buenos hackers capaces de pinchar su teléfono móvil:

- Fue ella la que quiso venir a las vegas O.

Los hombres de Gustus se miraron expectantes, aquello era peor que un programa de salsa rosa. Vaya con la hija del señor Woods, en las vegas a punto de casarse con una mujer, el más delgaducho y alto rompió a reír antes de comentar:

- Oh que no la deje plantada- tenía unas patatas fritas encima de la mesa- al menos que el poco tiempo que la queda de vida disfrute ¿no?

El otro que era más feo si cabe y gordo le dio un manotazo en su zarpa, para agarrar un par de patatas, también estaba intrigado:

- ¿Quién será esa tal Clarke? - esbozó una carcajada divertida- en cuanto lo sepa el jefe. Va a dejar a una viuda, si aparece claro.

- Sexo lésbico- dijo el delgaducho riendo a lo pervertido- vi una foto de Lexa, está toda macizorra. ¿Crees que estaremos presentes cuando la eliminen?

Átame  (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora